Vuelos cancelados, pasajeros varados, fronteras que se abren y cierran, y requisitos de ingreso aleatorios son apenas un puñado de postales de la presión con la que deben lidiar los empleados de turismo desde que se desató la pandemia del Covid. Mientras, en sordina soportaron el estrés de ver la evaporación de clientes y el temor por la continuidad laboral.
"El empleado de turismo hoy tiene demasiado estrés"
Según la Dra. Laura Maffei, frente al aumento del estrés crónico en los trabajadores de turismo "no hay que dejar al empleado solo en esta situación, porque el pensamiento rumiante y la angustia van aumentando”.
“La gente tiene que aprender a gestionarlo y entender que el estrés puede ser muy bueno si lo aprende a manejar y muy malo si no lo logra”, señaló la Dra. Laura Maffei.
Según la directora de Maffei Centro Médico, los dos años ininterrumpidos de pandemia “lo que hicieron fue sincronizarnos a todos bajo estrés crónico”.
Para entender qué es el estrés, cómo interactuó con la pandemia, de qué manera afecta a los trabajadores de turismo y cómo se puede controlar dialogamos con la doctora Laura Maffei, especialista en endocrinología y autora del libro “Alicia en el país del estrés”.
¿Qué es el estrés?
Puede ser que la palabra “estrés” se haya sumado al vocabulario cotidiano recién en la vigente posmodernidad, pero lo cierto es que es constitutivo del ser humano desde antes de convertirse en un animal bípedo.
Ver un resumen con contenido adicional de la entrevista a Laura Maffei (11:00)
-Todos decimos o nos dicen que estamos estresados, pero técnicamente, ¿qué es estar estresado?
El estrés es algo positivo. Por eso hay que hacer algún tipo de corrección de la información que tiene la gente, que suele pensar que es malo, la inhabilita, la deprime, la angustia y la hace enfermarse. Aunque en eso hay una parte de verdad.
Debemos entender que el estrés es una reacción biológica, que se presenta en el organismo frente a situaciones desconocidas a las cuales nos tenemos que adaptar. Eso le ha permitido a los seres vivos sobrevivir desde hace 500 millones de años. Y, como decía Darwin, no sobrevive el más inteligente, sino quien mejor se adapta.
Para ello hay que producir dos hormonas, el cortisol y la adrenalina. En tiempo y cantidad adecuados sacan de nosotros nuestra mejor versión. Quienes las pueden utilizar en su beneficio van a estar mejor enfocadas y tendrán una excelente memoria, por ejemplo.
Imaginémonos una persona enfrentándose a un mamut. En ese momento debía tener un foco increíble, estar en alerta, contar con energía, tensión muscular y mayor presión arterial. Pero todo esto aplicado a una acción que tiene un inicio y un final. Después las hormonas tienen que lograr bajar o regularse, para evitar caer en el estrés crónico.
-¿Cómo funciona el estrés en nuestra vida actual?
-En nuestro estilo de vida actual, mucho antes de la pandemia, vivíamos como si estuviéramos rodeados de mamuts todo el tiempo: el hijo que a último momento se acuerda que tiene que llevar una rana al colegio, el marido que avisa que no puede pasar a buscar a los niños por el colegio, un jefe que presiona… Uno vive rodeado de alertas. Además, no hay más diferencia entre la vida personal y la vida laboral, y todo tiene que hacerse rápido. Eso hace que el cortisol y la adrenalina suban y no bajen, sino que se mantengan elevados. Eso sí es muy dañino.
La pandemia y el estrés
Según la directora de Maffei Centro Médico, los dos años ininterrumpidos de pandemia “lo que hicieron fue sincronizarnos a todos bajo estrés crónico”.
-Si una suma la imprevisibilidad de las cancelaciones de vuelos o la pérdida de control absoluta frente a los cierres de fronteras puede concluir que para un empleado de turismo la pandemia fue una manada de mamuts. ¿Cómo afectó el Covid a ese estrés crónico que ya venía de antes?
-Para comprender este tema ayuda nombrar un acrónimo acuñado por la Dra. Sonia Lupien, del Centro de Estudios sobre el estrés humano de Canadá. Se trata de C.I.N.E., que permite entender por qué cada uno se estresa frente a diferentes situaciones. La C se refiere a pérdida de control, la I a imprevisibilidad, la N a novedad y la E a afectación del ego, es decir a la autoestima. Cuantas más letras de este acrónimo incluya la situación a evaluar, más intenso será el impacto en los niveles de cortisol y de adrenalina.
A medida que el Covid iba avanzando fue sincronizando a toda la humanidad en un sentimiento de pérdida de control, de imprevisibilidad, de novedad, y a todos nos dejó con miedo y la autoestima bastante serruchada.
Esto hizo que cada persona a nivel mundial por primera vez en la historia estuviera sincronizada en una situación de estrés crónico.
Ahora bien, dentro de esas personas impactadas hubo quienes fueron más flexibles o pudieron pensar alternativas para salir adelante, otros no pudieron y para otra parte fue directamente imposible intentarlo. Ninguna duda de que el sector turístico fue uno de estos últimos y que allí tenemos a todas las personas que trabajan en turismo en una situación de estrés crónico importante. Por ende, es necesario que estas personas y las empresas dediquen un tiempo para que puedan bajar su estrés y logren nivelar sus hormonas.
Turismo necesita bajar el estrés
- ¿Qué debe hacer una empresa turística para lidiar con el estrés crónico de su personal tras el estallido de la pandemia?
-Lo primero que las empresas de turismo deben hacer es desarrollar un programa de gestión de estrés para el personal. Para eso hay que hablar con los empleados, quienes muchas veces son resistentes porque quieren irse a su casa lo más rápido posible. Pero debemos entender que esto forma parte del trabajo: hay que nivelar y bajar las hormonas de estrés.
Se puede hacer con cosas simples, como actividad física, couchearlos para aprender a vivir esta situación y tranquilizarlos… relajarlos.
Si queremos que nuestro empleado tenga una calidad de vida suficiente para dar respuestas adecuadas sin morir en el intento y poder salir adelante, se impone la necesidad de ver en cada empresa cómo hacemos para que tengan pausas activas, una muy buena alimentación y aprendan a respirar. Es decir, hay que armonizar diferentes pautas, que deben ser adaptadas a cada compañía.
No hay que dejar al empleado solo en esta situación, porque el pensamiento rumiante y la angustia van in crescendo, porque es biológicamente imposible que no sea así.
Hay que hacer algo. El empleado de turismo hoy tiene demasiada presión. De otra manera, va a terminar siendo una persona deprimida, desmotivada y harta de estar harta. Esto también se traduce en más enfermedades, porque están inmunosuprimidos. El cortisol en forma prolongada impacta en la salud física y psíquica.
-Al margen de la empresa, ¿cómo se puede gestionar el estrés a nivel individual?
-No hay ninguna duda de que uno tiene que controlar su propio estrés, porque este se contagia. Si yo pongo a una persona en una cámara Gesell (como las que se utilizan para este tipo de experiencias) y la someto a una serie de pruebas que van a terminar haciendo aumentar sus hormonas de estrés, los médicos y otros profesionales que están mirando la experiencia también van a tener un incremento de más del 25% en su nivel de estrés.
Es decir, yo tengo que manejar mejor mi estrés para poder transmitir lo mejor a mi pasajero.
Uno mismo tiene que aprender a reconocer cuándo está estresado. Si empieza a sentir que le falta el aire, está ansioso, tenso y tiene problemas para dormir debe empezar a hacer actividades para bajar el estrés. La gente tiene que aprender a gestionarlo y entender que el estrés puede ser muy bueno si lo aprende a manejar y muy malo si no lo logra.
Perfil de Laura Maffei
Laura Maffei es médica endocrinóloga (MN 62441) y directora de Maffei Centro Médico. Ha estudiado mucho acerca del estrés y publicó el libro "Alicia en el País del Estrés". Es docente adscripta en Endocrinología del Instituto Universitario del CEMIC, y miembro de la Sociedad Argentina de Endocrinología y de la Endocrine Society.
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