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¿Hotel + spa = rentabilidad?

El objetivo primordial de incorporar un spa a un hotel es aumentar la rentabilidad. Para ello será de gran importancia realizar un diagnóstico que responda a una investigación previa del mercado, el conocimiento de la competencia y la elaboración de un plan de negocios.

¿Por qué incorporar un spa a un establecimiento? Si bien las respuestas pueden ser varias, el objetivo primordial debería ser siempre el de aumentar la rentabilidad del negocio. No obstante, esta meta no siempre se logra.

La rentabilidad no sólo se debería medir por el ingreso que el spa produce en la facturación general del establecimiento, sino también evaluando si se cumplen otras premisas como, por ejemplo, la de aumentar la cartera de clientes, ya que hoy muchas personas a la hora de elegir un hotel o un resort examinan muy bien los servicios de spa que ofrecen.

Otra necesidad será la de fidelizar a los huéspedes habituales, evitando que se vayan hacia otros establecimientos buscando experimentar este tipo de servicios. También será una herramienta muy útil para potenciar acciones de marketing, integrando ofertas de paquetes. Pero, para ellos, sin dudas se deberá considerar al spa como otra unidad de negocios.

 

NUEVAS TECNOLOGIAS.

Incorporar nuevas tecnologías será un valor agregado muy apreciado por los huéspedes. Además, se los puede motivar a aplicar los conceptos del wellness y a realizar cambios en sus hábitos de vida, adoptando los que les ayuden a vivir mejor.

Una vez tomada la decisión de incorporar un spa al establecimiento, será de vital importancia realizar un diagnóstico que responda a una investigación previa del mercado, el conocimiento de la competencia y la elaboración de un plan de negocios en el que se determinen las metas a alcanzar. Esto orientará a los profesionales actuantes sobre el diseño y equipamiento del mismo.

¿Qué aspectos se deberán tener en cuenta para el diseño de un spa como unidad de negocios? A continuación figuran algunos conceptos básicos a tener en cuenta:

  • Espacio a ocupar: la superficie que se le asigne a este sector deberá ser proporcional a la cantidad de clientes que puedan utilizarlo, considerando que los estándares de calidad suponen como óptimos entre los 10 y 15 m2 por persona para las áreas secas, y 2 m2 dentro de las piscinas. Conocer el espacio disponible será de vital importancia para definir la cantidad y tipo de equipamiento que se instalará.
  • Servicios a brindar: debería estar determinados según el tipo de usuario que lo frecuentará, sus tiempos de permanencia, las diferentes edades, si viajan solos o acompañados, en pareja o en familias, entre otros aspectos.
  • Concepto o filosofía: marcará la identidad del mismo y se tratará de diferenciarlo de los demás. Influirá en la definición de los equipamientos y servicios a brindar.
  • Circuito lógico: el usuario deberá tener la posibilidad de seguirlo íntegramente o tomar los servicios de su preferencia, pero en todos los casos deberá poder moverse con autonomía por las diferentes zonas que componen el área wellness o el spa. No se debe olvidar que es en la zona de tratamientos donde, por lo general, más se facturan servicios.
  • Ubicación del establecimiento: la localización geográfica será determinante, ya que si está en un área urbana las instalaciones deberán contemplar más servicios en menos espacios, y se deberán brindar de una manera más dinámica. Por el contrario, en áreas rurales o destinos vacacionales, en general los espacios son más generosos y los usuarios disponen de más tiempo para permanecer allí.
  • Inversión prevista: el presupuesto destinado a la construcción y equipamiento del centro debe tenerse en cuenta no sólo por la cantidad y tipo de equipamientos, sino también por la calidad de las terminaciones y accesorios.

Si se desean instalaciones que respondan a los estándares de calidad internacional, se procurará que los materiales a emplear sean nobles y de muy buena calidad. Hoy este concepto prima sobre el de "cantidad". Deben permitir un mantenimiento constante de las instalaciones, facilitando la higiene, ya que deberán lucir impecable en todo momento. Asimismo, es conveniente extremar las medidas de seguridad; para ello se pondrá especial atención, por ejemplo, en que los pisos de las áreas húmedas sean antideslizantes, que existan pasamanos que ayuden a la mejor movilidad de personas mayores o con capacidades motrices restringidas, y que todas o casi todas las instalaciones sean accesibles.

ARMONIA Y COMODIDAD.

Para aportar al mayor confort y comodidad se cuidará que los espacios sean armónicos y proporcionados. Se elegirán adecuadamente las tonalidades, la iluminación, los aromas, las texturas, se contemplarán aislamientos térmicos y acústicos, así como una correcta deshumectación y aireación de los ambientes.

Un spa estará compuesto por un circuito hídrico -que debería contar con una piscina lúdica o piscina activa-, una zona de temperaturas -en la que tradicionalmente se encuentran las cabinas para baños saunas y de vapor- y otras variantes que se suman actualmente, como los circuitos de duchas, o los equipamientos que favorecen el shock térmico.

La zona de relax complementa las acciones benéficas que se obtienen luego de tomar el sauna, vapor o realizar un circuito hídrico.

Además, un sector que adquiere primordial relevancia a la hora de facturar es la zona de tratamientos, donde se debería brindar un completo menú de masajes, así como tratamientos faciales y corporales en gabinetes, consultorios y cabinas preparadas especialmente para tal fin. A estos sectores se sumarán otras áreas complementarias como la Recepción y los vestuarios.

Siguiendo el concepto más amplio de área wellness, también se puede incorporar un gimnasio o área de fitness, bar light , peluquería, área de personal, offices y otros servicios.

Es fundamental  recordar que un spa o área wellness debe capturar y motivar  los cinco sentidos de los clientes desde el momento mismo que ingresan a él.

 

 

 

 

FUENTE: hotel-spa-rentabilidad

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