Incertidumbre, políticas erráticas y mala imagen son un tridente infernal para la actividad turística receptiva de cualquier país. Estados Unidos no es la excepción, y sus empresarios están muy preocupados por la insólita inmediatez con que están recibiendo las esquirlas del aumento de la tensión geopolítica y la guerra comercial global declarada por la administración de Donald Trump.
El turismo hacia Estados Unidos víctima casual de la guerra comercial
El turismo receptivo internacional de Estados Unidos ya recibió las primeras esquirlas de la guerra comercial desatada por la administración de Donald Trump.
Empresarios en Estados Unidos están muy preocupados por la insólita inmediatez con que están recibiendo las esquirlas del aumento de la tensión geopolítica y la guerra comercial global.
Analistas advierte que la intensificación la postura del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, retrasaría hasta 2029 la recuperación total de las llegadas internacionales.
Según GBTA las perspectivas para los viajes de negocios desde y hacia Estados Unidos eran increíblemente sólidas, pero ahora muestran crecientes preocupaciones e incertidumbre.
Geoff Freeman, presidente y CEO de U.S. Travel Association, advirtió que Estados Unidos enfrenta desafíos crecientes que amenazan tanto el futuro del sector como la competitividad del país.
Los últimos datos de la Oficina Nacional de Viajes y Turismo (NTTO, por sus siglas en inglés) mostraron una durísima disminución del 11,6% en marzo de las visitas internacionales a Estados Unidos, acumulando un -3,3% en lo que va del año.
Las estadísticas de Estados Unidos hablan
Los números del sector turístico muestran un traslado inmediato de la escalada retórica de Trump hacia la imagen global de Estados Unidos, aunque también contribuyó el diferimiento calendario de la Semana Santa. Por ejemplo, en marzo las llegadas de canadienses por tierra se desplomaron un 31,9% interanual (por aire un -13,5%) y los arribos aéreos desde México cayeron un 23%.
Pero también fue muy duro el descenso del 17,2% en las llegadas de Europa Occidental, especialmente pronunciado desde Alemania y el Reino Unido.
En tanto que los arribos vía aérea a Estados Unidos desde Latinoamérica y el Caribe no se quedaron atrás y retrocedieron un 14%.
“Las políticas y pronunciamientos de la administración Trump han contribuido a una creciente ola de rechazo hacia Estados Unidos entre los potenciales viajeros internacionales”, analizó la consultora Tourism Economics. “El aumento de las medidas de seguridad fronteriza y las visibles medidas de control migratorio están intensificando las preocupaciones. Estos factores, sumados a la fortaleza del dólar estadounidense, están creando barreras adicionales para quienes consideran viajar a Estados Unidos”, concluyeron los analistas del grupo Oxford Economics.
Los pronósticos preocupan al turismo receptivo
La preocupación central ya no es cuánto durará la guerra comercial (que puede acabar mañana mismo a golpe de tuits), sino cuánto tiempo tardarán en cicatrizar las heridas ya generadas a largo plazo. Muchos analistas anticipan que para lo que resta del año será muy difícil escapar a una “contracción significativa” en las llegadas de visitantes internacionales. De hecho, en abril Oxford Economics dijo que la intensificación de la postura de "América Primero" retrasará la recuperación total de las llegadas internacionales hasta 2029.
La consultora espera una disminución del 9,4% en las llegadas de visitantes internacionales para este año, liderada por una caída del 20,2% desde Canadá. En línea, el gasto de los turistas en Estados Unidos descendería un 5%, ocasionando una pérdida de US$ 9.000 millones en solo este año. Bloomberg Intelligence estima que casi US$ 20.000 millones en gasto minorista de turistas internacionales podrían estar en riesgo.
Un cambio tan drástico en los flujos se estima que afectaría la cuota de mercado global del gigante norteamericano, lo que resultaría en una pérdida de 1,5 puntos porcentuales para 2026.
Un panorama diametralmente opuesto al optimismo que había en diciembre cuando se preveía un crecimiento del 8,8% para 2025.
El último ajuste a la baja en el pronóstico de Oxford Economics es contundente: “En medio de una ola de incertidumbre, algo es evidente: las políticas y declaraciones de Trump han generado un cambio de opinión negativo hacia Estados Unidos entre los turistas. La disminución correlativa de los viajes internacionales a Estados Unidos será más pronunciada este año y se prevé que el impacto persista durante el resto del segundo mandato de Trump”.
Sobrerreacción o bola de nieve
No es tan solo una cuestión arancelaria lo que puso patas para arriba los pronósticos. Para Oxford Economics, el sector de viajes de Estados Unidos enfrenta una combinación de vientos en contra:
- Sentimiento negativo.
- Políticas fronterizas y de inmigración.
- Menor competitividad con un dólar fuerte.
- Desaceleración económica en Canadá y México.
- Esfuerzos apresurados por mejorar la eficiencia del gobierno.
- Incertidumbre sobre la economía interna.
De hecho, la incertidumbre reinante se reflejó en una caída muy amplia en la confianza del consumidor, que ha bajado un 23% en lo que va del año. Asimismo, Moody's Analytics disminuyó recientemente su pronóstico del PIB estadounidense para 2025 del 2,3% al 1,3%, debido a la inestabilidad de la política comercial y al deterioro de los indicadores económicos.
La falta de certezas es tal que Lodging Analytics Research & Consulting (LARC), una firma de asesoría de la industria hotelera, anunció que no publicará un pronóstico actualizado para el sector a raíz de lo que la empresa describió como una “incertidumbre sin precedentes” en el entorno económico y político.
El turismo de negocios y sus expectativas
Uno de los segmentos anímicamente más afectados por la incertidumbre es el del turismo de negocios, donde también se anticipa una disminución significativa en el volumen y el gasto para 2025 como resultado de las recientes acciones del gobierno estadounidense.
Una encuesta de la Global Business Travel Association (GBTA) revela que casi un tercio (29%) de los compradores globales de viajes esperan una caída en el volumen de viajes de negocios en sus empresas en 2025, promediando un descenso del 21%. Además, el 37% de los proveedores e intermediarios esperan que sus ingresos relacionados con el turismo de negocios disminuyan un 18% en promedio. Solo el 31% de los profesionales se mantienen optimistas, lo que marca una disminución significativa con respecto a noviembre de 2024, cuando el 67% era entusiasta respecto a este año.
Las principales preocupaciones por el impacto a largo plazo de las medidas y la retórica del gobierno estadounidense en los viajes de negocios se relacionan con la economía. Esto implica precauciones sobre el aumento de los costos (54%) y los posibles recortes presupuestarios de las compañías (40%), junto con necesidades adicionales de procesamiento y administración de viajes, como visas o documentación (46%).
También existen preocupaciones centradas en el viajero, como la disposición de los empleados a viajar a Estados Unidos y el aumento de la seguridad y el deber de cuidado (ambos con un 37%).
La directora ejecutiva de GBTA, Suzanne Neufang, afirmó: “Si bien las perspectivas para los viajes de negocios globales eran increíblemente sólidas de cara a 2025, nuestra investigación ahora muestra crecientes preocupaciones e incertidumbre dentro de nuestra industria. Los viajes de negocios productivos y esenciales se ven amenazados en tiempos de incertidumbre económica o en un entorno de barreras y restricciones adicionales. Esto socava la prosperidad económica y perjudica a los numerosos sectores que dependen de los viajes de negocios internacionales para sobrevivir y prosperar”.
El dilema de las tarifas
Si bien aún no existe un claro consenso entre los analistas sobre si el dólar se apreciara −como anticipa Oxford Economics− o se depreciará contra otras monedas −tal como ha estado sucediendo en las últimas semanas−, es evidente que la variable tarifaria será determinante para analizar cómo pueden surfear las olas de la geopolítica los comercializadores de viajes a Estados Unidos.
Los aranceles impuestos a productos importados, especialmente desde China, han incrementado significativamente los costos de operación en la industria hotelera. Muchos muebles y artículos esenciales para hoteles, como camas, ropa de cama, lámparas y electrodomésticos, se fabrican en China a bajo costo. Con aranceles de hasta el 125% sobre estos productos, los empresarios se enfrentan a un dilema: pagar precios más altos, buscar proveedores alternativos o posponer las renovaciones, lo que afectaría la calidad del servicio y la experiencia del huésped.
La lógica sería apoyarse en proveedores alternativos, algo que ya sucede con importaciones como la ropa de cama y las toallas desde Vietnam, Camboya e Indonesia. El tema es que estos países también quedaron sujetos a aranceles, que al principio se había anunciado serían de hasta el 49%.
Los aranceles también han encarecido los materiales de construcción, como acero y aluminio, utilizados en la edificación y renovación de hoteles. Esto ha ralentizado el crecimiento de nuevas unidades hoteleras, limitando la oferta y potencialmente elevando las tarifas debido a la menor disponibilidad de habitaciones.
Los ruegos de los empresarios a Donald Trump
Ante este escenario desafiante, la U.S. Travel Association ha instado al gobierno a tomar medidas urgentes para mejorar el sistema de viajes estadounidense. Su presidente y director ejecutivo, Geoff Freeman, señaló en su testimonio ante el Congreso que procesos ineficientes en visas, aduanas y controles aeroportuarios, tecnología obsoleta y creciente competencia global son desafíos clave. Además, añadió: “Ahora nos enfrentamos a desafíos crecientes que amenazan tanto el futuro del sector como la competitividad de Estados Unidos (...) La realidad es que ahora se requiere un liderazgo audaz para priorizar los viajes. Nuestros sistemas de viajes están bajo presión y, sin una acción inmediata, corremos el riesgo de quedarnos atrás”.
U.S. Travel Association lanzó una campaña nacional en febrero que describe las principales propuestas políticas que la administración y el Congreso deben implementar para garantizar que Estados Unidos siga siendo el líder mundial en viajes.
Lo cierto es que hoy ya no es el principal destino turístico global y desde hace seis años no logra alcanzar el récord de visitas internacionales que obtuvo en 2018. El país norteamericano ha sido superado por España y Francia, y China está en camino de hacerlo.
“Nuestros competidores están invirtiendo miles de millones. Es hora de una nueva estrategia: una estrategia para asegurar el liderazgo mundial de Estados Unidos en viajes y establecerlo como el principal destino del mundo”, señaló la Asociación, que detalló que desde 2015 la participación de mercado disminuyó del 12,8% al 9,1%.
Recuperar el terreno perdido implicaría generar 127 millones de visitantes adicionales durante la próxima década, lo que se traduciría en un gasto adicional de US$ 478 mil millones en empresas estadounidenses y 140 mil nuevos empleos.
“La oportunidad está a la vuelta de la esquina. Durante los próximos cuatro años, Estados Unidos albergará varios eventos de primer nivel −entre ellos la Copa Mundial de la FIFA de 2026 y los Juegos Olímpicos de 2028−. Con el liderazgo presidencial y las políticas adecuadas, estos eventos podrían recibir a 40 millones de visitantes internacionales e impulsar una actividad económica en US$ 95 mil millones. “Este es el momento de actuar con sensatez y visión de futuro. El statu quo no es una opción”, afirmó Freeman.
El lado B de la percepción global negativa de Estados Unidos
La percepción global de los viajeros estadounidenses también está sufriendo un impacto negativo debido a los cambios en las políticas de su gobierno. Una encuesta de Global Rescue indica que el 72% de los viajeros encuestados creen que los turistas estadounidenses serán percibidos de manera más negativa en el extranjero en 2025.
De hecho, la consultora advierte que algunos viajeros ya han reportado haber experimentado “hostilidad antiestadounidense y confrontaciones políticas en el extranjero”. Por eso, los expertos aconsejan “mantener un perfil bajo y ser culturalmente conscientes para mitigar este posible sentimiento negativo”.
“Los datos son claros: los turistas estadounidenses esperan un cambio en la forma en que son recibidos en el extranjero”, declaró Dan Richards, director general de The Global Rescue Companies. “Esto no significa que deban cancelar sus planes de viaje, pero deben ser conscientes de su entorno, practicar la sensibilidad cultural y tomar medidas proactivas para mitigar los riesgos potenciales”, completó.
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