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El spa puede ser una inversión rentable

El objetivo de esta sección de Hospitalidad & Negocios es brindar información sobre las nuevas tendencias en equipamientos y servicios, sugerencias sobre modalidades de operaciones e índices de calidad a seguir, así como reflejar la actividad de establecimientos exitosos que puedan ser modelos en su género.

Si bien viajar y trasladarse para sentirse bien o mejor, o buscar alivio y cura a alguna dolencia es tan antiguo como la existencia del hombre sobre la Tierra, este motivador ha alcanzado en las últimas décadas tal relevancia que llega a influir en los balances económicos de países o regiones que tienen en sus recursos naturales –como las aguas termales, fangos, algas o en sus modernas instalaciones, como los spas urbanos o de hoteles– una herramienta fundamental para atraer turistas y visitantes.

Algunas definiciones señalan que el Turismo de Salud y Bienestar es aquel que se practica en lugares ideales para el descanso, regeneración de energías y distensión/relajación, a los que se añaden los beneficios que eventualmente pueden derivarse del aprovechamiento de los recursos naturales disponibles, tales como aguas mineromedicinales (termales o atermales), fangos y algas, entre otros (Termalismo-Manual de información general para interesados en la actividad termal, O. S. Millot). O también como “las actividades lúdico-terapéuticas organizadas, utilizando los recursos naturales y medios científicos con el fin de alcanzar el bienestar psicofísico del turista” (José Antonio Sabatte).

Son por todos conocidas las millonarias inversiones que algunas provincias desembolsan para desarrollar complejos termales, con el objetivo de que se conviertan a corto plazo en motores de inversiones hoteleras y de servicios, y que beneficien a las comunidades anfitrionas con una mejora genuina y en aumento significativo de las fuentes de trabajo, como también de las condiciones y hábitos de vida de las poblaciones anfitrionas. Aunque en varias oportunidades se puede observar que no siempre se obtienen los resultados esperados y que los estándares de calidad de los servicios e instalaciones dejan mucho que desear, sobre todo en lo atinente a medidas de seguridad e higiene, que conspiran contra el éxito económico del lugar.

En el campo de la hotelería se puede apreciar, sobre todo en los lugares de mayor crecimiento de nuevos emprendimientos –como sucede en las grandes ciudades, o bien en destinos turísticos por excelencia, como pueden ser los localizados en la costa atlántica o en la cordillera–, que cada nuevo establecimiento de más de 3 estrellas incluye entre sus servicios un spa y, los más sofisticados, un centro wellness.

No obstante, en muy pocos casos estos spas se construyen respondiendo a un plan de negocios y se conciben como una unidad operativa que puede aportar económicamente al proyecto.

Quizás por desconocimiento, o bien por no prestar la atención suficiente a los nuevos modelos de negocios, en muchos casos se siguen construyendo los spa amenities, que son los que se utilizan para marcar un diferencial y mostrarlo en el folleto, pero sin un objetivo comercial claro. Se trata de un gasto innecesario cuando se los instala sólo para justificar una estrella más en los hoteles o como un complemento que, se supone, aporta calidad.

Dado que el público usuario está mucho más informado, se sabe que, en general, este tipo de spa no se usa cuando no hay personal capacitado que los ponga en marcha y los atienda. Ya no basta con que el huésped solicite la llave en la recepción para poder utilizar el spa. De manera que terminan por ser una inversión ociosa, de elevado costo de mantenimiento, que no sólo provoca la disconformidad de los usuarios, sino que hace que el hotelero se pierda una excelente oportunidad de negocio.

Por eso, se sugiere que si se va a invertir en la construcción de un spa, se haga pensándolo no sólo como un elemento diferenciador, sino también como una unidad de negocios autosustentable o como un complemento de otros atractivos y negocios, como gastronomía, salones de reuniones o conferencias, excursiones organizadas y un sinnúmero de otras actividades que dependerán del sitio donde se encuentre el establecimiento, integrándolo en un programa general de actividades planeadas de antemano y que vayan evolucionando según el crecimiento del emprendimiento mismo.

Se pretende que el spa o centro wellnes pueda convertirse en un atractivo por sí mismo, con un menú de servicios que invite al público a pasar el día allí o a permanecer más tiempo alojado.

Cabe mencionar que para el diseño de este plan de negocios se deberá realizar previamente un breve estudio de mercado sobre resultados de otros proyectos ya existentes, tanto de nuestro país como del exterior, y sobre programas de modalidad de inversiones relacionadas, quizás no contempladas hasta el momento en el proyecto. En función de este plan de negocios se hará el diseño y equipamiento del spa.

Otro factor clave es la capacitación del personal, no sólo para desempeñar la tarea específica que le competa, sino también para interactuar de manera multifuncional, logrando economizar costos durante la temporada baja, o crear programas atractivos que conviertan al spa en un factor decisivo en la elección del establecimiento por parte de los potenciales clientes.

 

 

FUENTE: el-spa-puede-ser-una-inversion-rentable

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