Llega el año destinado a ser testigo de la recuperación completa de los efectos de la pandemia en los números del turismo internacional. De hecho, los expertos del sector mantienen al alza sus expectativas para 2024. Sin embargo, desde el lado de la economía y la geopolítica global soplan vientos de frente y se espera un año desafiante.
¿Qué esperar de la economía en un año clave para el turismo?
Tras un 2023 en el cual el turismo quedó al borde de la recuperación total, se espera un 2024 desafiante por el deterioro de la economía y la geopolítica.
En Latinoamérica se habla de una desaceleración del rebote de la pospandemia, aunque con un respiro en el plano inflacionario.
En este informe estudiaremos las condiciones macroeconómicas globales y regionales que los expertos prevén le darán marco a la evolución del turismo en 2024 y analizaremos si podrán darle vuelo o actuar de contrapeso para la actividad de los viajes.
Los ritmos de la recuperación económica
Según el último Informe de Perspectivas de la Economía Mundial (WEO, por sus siglas en inglés) del Fondo Monetario Internacional, este año la actividad global cerrará con un crecimiento del 3%, por debajo del 3,5% registrado en 2022. Una desaceleración que se prolongará en 2024 (+2,9%).
Incluso, el organismo supranacional dijo que los pronósticos a mediano plazo (+3,1%) son los más rezagados en décadas y se ubican holgadamente por debajo del 3,8% promedio de los primeros 20 años de este siglo.
De todos modos, los pronósticos muchas veces nacen para ser revisados. Sin ir más lejos, los tambores de recesión que sonaron para este año debieron ser archivados y lejos se estuvo de la tan anunciada contracción del PIB mundial. La evolución de la economía y el empleo se mostraron mucho más resilientes que lo previsto en los propios informes del FMI en abril de 2023.
¿Esto significa que el escenario sobre el cual desfilará el turismo en 2024 está libre de riesgos? Para nada, pero los expertos ya no contemplan un aterrizaje brusco de la economía durante el próximo año. Pero este es un tema que analizaremos más adelante.
2023, el año en que el turismo le ganó a la economía
Volvamos al año que se está despidiendo. Aunque sería una falacia plantear un desacople extremo entre el devenir de la economía y el turismo, no es menos cierto que la actividad de los viajes no tuvo ningún atisbo de ralentización en 2023. Por el contrario, como nunca antes, fue uno de los sectores que empujó la locomotora de la reactivación económica global.
Un protagonismo que hasta el propio FMI tuvo que reconocer en su informe: “Las economías con grandes sectores de viajes y turismo mostraron una fuerte resiliencia y sólidos niveles de actividad”. Para el organismo multilateral los países donde el turismo representa un alto porcentaje del PIB registraron una recuperación más rápida de los efectos de la pandemia.
La voracidad por viajar
Según los últimos datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT), entre enero y septiembre de 2023 viajaron 975 millones de turistas, un 38% más que en el mismo período de 2022 y apenas un 13% menos que el año anterior a la pandemia.
A este ritmo, OMT considera que 2023 implicará una recuperación de casi el 90% respecto a los volúmenes de 2019, generando ingresos por US$ 1,4 mil millones para la economía global; o sea, alrededor del 93% de los US$ 1,5 mil millones obtenidos por los destinos en 2019.
Si bien todos los destinos tuvieron un desempeño positivo, la reactivación tuvo disparidades. Por regiones, la predominancia de Europa fue extraordinaria, recibiendo más de la mitad (56%) de los viajeros internacionales a nivel mundial, llegando al 94% de los niveles de la prepandemia. En cambio, el aumento de las llegadas a Asia alcanzó solo al 62% de los visitantes que tenía en 2019.
Incluso hubo áreas en las cuales ya no se está hablando de recuperar las cifras de 2019, debido a que las han superado con holgura. Tal es el caso de Medio Oriente, que hasta septiembre había recibido un 20% más de turistas que en el año bisagra. Otros que miran a la prepandemia desde el retrovisor son América central (+4%), el norte de África (+5%) y el sur de la Europa mediterránea (+1%).
¿Cómo le fue a Latinoamérica?
Al margen del gran año en Centroamérica, liderada por El Salvador (+35%); el Caribe también está a la puerta de vencer los números de 2019 (-2,6%), con una República Dominicana imparable (+21%).
A Sudamérica le falta atraer un 10% más de pasajeros para unírseles. También es cierto que el Cono Sur es la subregión con mejor desempeño a nivel global en 2023 comparado con 2022 (exceptuando el rebote de Asia), ya que los arribos internacionales pegaron un salto del 61.8%, casi duplicando el índice promedio global.
Según las estadísticas de ForwardKeys la venta de tickets aéreos internacionales a nivel global quedaron en 2023 (enero-septiembre) a un 25% de los números de 2019. Sin embargo, en América (-16% respecto a la prepandemia) hay destinos como Colombia y México que ya están un 5% por encima, Costa Rica +11%, República Dominicana un +14% y Argentina apenas a un -3% de 2019.
Latinoamérica como mercado emisor
La impresionante recuperación de América Latina (-18% vs 2019) también como mercado emisor la sitúa entre las regiones más dinámicas. México (+3%) y Colombia (-11%) emergieron como las fábricas de viajeros con mejor desempeño, sobre todo para viajes intrarregionales y a Europa, ayudados por la mejora en la conectividad.
Tal como indica el estudio de ForwardKeys, durante los dos primeros años de la pospandemia los viajeros habían mostrado una clara preferencia por destinos de “sol y playa”. En 2023 la demanda reprimida empezó a volcarse hacia los destinos urbanos, siendo la novedad más destacada del año.
No es casualidad que las visitas a ciudades hayan crecido un 52% con respecto a los niveles de 2022, superando significativamente a los destinos de “sol y playa”, que experimentaron un incremento del 26% durante el mismo período.
Por ejemplo, la Ciudad de Buenos Aires quedó apenas un 1% debajo de los números de reservas de vuelos internacionales de 2019.
¿Qué esperar de la economía en 2024?
Volvamos a poner la mirada en el contexto macro y su evolución a corto-mediano plazo, para luego ensayar un análisis de sus impactos en el turismo.
De acuerdo a Pierre-Olivier Gourinchas, consejero económico del FMI, la recuperación mundial sigue siendo lenta y desigual, a pesar de la resiliencia mostrada desde comienzos de 2023 y los avances en la reducción de la inflación desde sus niveles máximos del pasado año. “Aún es demasiado pronto para relajarse. La actividad económica está todavía por debajo de su trayectoria anterior a la pandemia, en especial en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, y existen divergencias de aumento entre las regiones”, consideró el analista, quien advirtió: “Varias fuerzas están frenando la recuperación. Algunas responden a las consecuencias a largo plazo de la pandemia, la guerra en Ucrania y el aumento de la fragmentación geoeconómica. Otras son de carácter más cíclico, como los efectos del endurecimiento de la política monetaria necesario para reducir la inflación, la retirada del apoyo fiscal en un contexto de elevado endeudamiento y los fenómenos meteorológicos extremos”.
Previsiones para el año que comienza
Para las economías avanzadas el FMI prevé una desaceleración del 2,6% en 2022, al 1,5% en 2023 y al 1,4% en 2024, con un ímpetu más fuerte de lo previsto en Estados Unidos, pero más flojo en la zona del euro.
Para las economías de mercados emergentes y en desarrollo se espera que el crecimiento disminuya moderadamente del 4,1% en 2022 al 4% en 2023 y 2024.
En cuanto a la inflación mundial se estima que se reducirá a un ritmo constante, del 8,7% en 2022, al 6,9% en 2023 y al 5,8% en 2024, aunque no se espera que retorne al nivel fijado como meta hasta 2025.
¿Cómo leer estos datos? Según el FMI los riesgos para las perspectivas están más equilibrados que hace seis meses: “La probabilidad de que se produzca un aterrizaje brusco ha remitido, pero la balanza de riesgos para el crecimiento mundial permanece inclinada hacia un deterioro de las perspectivas (...) Pero una contracción del PIB mundial, que a menudo ocurre en una recesión, no forma parte del escenario base”.
¿Cómo juega el mundo para Latinoamérica?
El organismo financiero multilateral espera que América Latina y el Caribe tengan una caída del crecimiento del 4,1% en 2022, al 2,3% tanto en 2023 como en 2024.
“La desaceleración para 2023 refleja una normalización del crecimiento junto con el efecto de políticas más estrictas, un entorno externo más débil y menores precios de los productos básicos”, explicaron los analistas del FMI, quienes de todos modos revisaron al alza el desempeño de las economías de Brasil y México, con un fuerte protagonismo de la mejora del sector servicios.
De acuerdo al más reciente informe de Oxford Economics, luego de haber sorprendido al alza en 2023, el crecimiento de las economías latinoamericanas estará por debajo del consenso en 2024. Para la consultora, la región padecerá los efectos de un ajuste monetario mundial e interno sin precedentes, sumado al viento en contra de la desaceleración en China. “Nuestra opinión es que el auge pospandémico no será sostenido, aunque esperamos que las principales economías, excepto Argentina, sigan creciendo en 2024”, señalaron desde Oxford Economics.
¿Mantendrá su autonomía la reactivación turística?
En las previsiones del FMI aparece una señal de alerta: los principales indicadores de servicios indican un crecimiento más débil o una disminución en economías que anteriormente disfrutaban de un fuerte rebote. Para el organismo, la maduración del rebote del turismo le restará fuerza al impulso de las economías que dependen de la actividad.
En la misma línea, Joan Domene, economista jefe de Oxford Economics para Latam, consideró que en Latinoamérica habrá una rotación en la fuerza de los factores clave que desacelerarán el crecimiento general. “La recuperación del turismo, las fuertes remesas y los aumentos de los salarios reales han respaldado un auge del consumo desde la pandemia. Sin embargo, el lastre acumulado por una política monetaria restrictiva sin precedentes y el enfriamiento de los mercados laborales limitará su evolución, especialmente a medida que se disipen las distorsiones en los patrones de consumo”, analizó el experto.
Hacia un crecimiento genuino
Pese a todo lo dicho, hay que aclarar que nadie espera una recesión económica global, ni mucho menos un shock negativo en la industria de los viajes. De lo que hablan los expertos es de un escenario en 2024 donde el rebote pierda fuerza y el sector vuelva a tener que justificar su crecimiento en fuentes genuinas y no en anabólicos externos.
“La recuperación ha variado según la región, pero para finales de 2024 estará completa. Esto devuelve a los destinos a los problemas que tenían que lidiar en la prepandemia. ¿A dónde quieren ir? ¿Qué tipo de turismo buscan? ¿Con qué propósito?”, planteó Olivier Ponti, vicepresidente de ForwardKeys, quien completó: “Pero mientras las preguntas persisten, el contexto ha cambiado, ya sea por acontecimientos geopolíticos, avances tecnológicos y el aumento de las preocupaciones sobre la sostenibilidad. El ¨crecimiento a toda costa¨ ya no es viable. Destinos y empresas deben centrarse en nuevos modelos que sean responsables social, económica y ambientalmente”.
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