Desde el martes 24 de marzo y por los próximos 30 días los turistas internacionales tendrán prohibida la entrada a Cuba.
La extrema medida pone a la isla, cuya economía depende casi exclusivamente del turismo, en una situación inédita en su historia reciente y deja a uno de los iconos del turismo en el Caribe en una coyuntura que si no fuese por su trágico empirismo sería materia de la ficción.
Hasta el fin de semana pasado había en la isla alrededor de 65 mil turistas, quienes están siendo fletados en vuelos de repatriación -el espacio aéreo continuaba abierto- para volver a sus hogares. En contraplano, desde el martes el destino solo recibirá a residentes, quienes deberán someterse a su llegada a una cuarentena preventiva de 15 días en un centro de asistencia, muestren o no síntomas.
Ambas medidas, las dos caras de una misma moneda, responden al endurecimiento de la posición del gobierno cubano respecto del coronavirus, que hasta el fin de semana último no habido establecido medidas restrictivas al ingreso de turistas pero que, debido a la realidad de la expansión de la pandemia en la región, tuvo que virar su estrategia 180° y alinearse con la mayoría de los gobiernos de América Latina y el Caribe.
El turismo es uno de los principales generadores de divisas para Cuba, y sus hoteles el combustible de un sistema sustentado en el arribo de turistas. Con el éxodo sobrevendrá el cierre de los icónicos resorts y hoteles urbanos de la isla, por lo que el coronavirus viene a completar un círculo trágico para la economía cubana, que ya venía achacada por la decisión de Donald Trump de suspender la operación de cruceros en el territorio cubano y la prohibición impuesta a los ciudadanos norteamericanos de viajar a Cuba, cuyo impacto inmediato fue la merma de la llegada de turistas de esa nacionalidad en un 15% al 20% y arrastró casi 10 puntos porcentuales el cierre del ejercicio 2019 vs 2018.
Ahora, con este nuevo contexto, Cuba deberá dejar atrás la meta de recibir 4,5 millones de visitantes internacionales este año y revertir aquella merma de 2019, año que cerró en 4,27 millones de turistas foráneos tras la desestimación de alcanzar los 5,1 millones planificados a comienzos del periodo.
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