En turismo, y parafraseando la famosa frase, ‘al mal tiempo (el que no corresponde para lo que tocaría esperar), buena cara no, mala cara’. Si 2023 ha sido un año donde la incidencia del calentamiento global y los episodios climáticos extremos se han dejado sentir en el mundo del turismo, el Informe de Riesgos Globales 2024 (Global Risk Perception Survey2023-2024) del Foro Económico Mundial divulgado el pasado 10 de enero no deja lugar a dudas: estas amenazas vinculadas a la climatología extrema y sus efectos son percibidos por los 1.490 expertos encuestados como las más preocupantes a diez años vista. Los tres mayores temores siguientes en orden de percepción tienen que ver también con el mismo factor que vincula clima inapropiado, ecosistemas en riesgo y recursos naturales perecederos.
Cambio climático: el clima, fuente de las mayores amenazas turísticas
Los informes sobre riesgos globales del Foro Económico Mundial dan la voz de alarma: el cambio climático amenaza la supervivencia del turismo a corto plazo.
Todo un toque de atención para la industria turística mundial y a escala local, ya que los riesgos medioambientales que pasamos a enumerar a continuación no aparecen como problemas acuciantes en una perspectiva más cortoplacista, a dos años vista. La misma encuesta muestra que la mayor preocupación de cara al 2026 de los expertos académicos, económicos, gubernamentales y de la sociedad civil, sigue siendo la información falsa, la desinformación, seguido por los ya mencionados Desastres climáticos extremos, que, a más largo plazo, en 2034, adelanta a las ‘fake news’ como mayor motivo de consternación a nivel global.
Sin agua de puerto para los cruceros
El segundo factor de más riesgo percibido a diez años es el de Cambios críticos en los sistemas terrestres, como podría ser, por ejemplo, el deshielo ártico irreversible, seguido por el de La pérdida de biodiversidad y colapso de los ecosistemas (la desaparición de los imprescindibles arrecifes de coral, pongamos por caso). En cuarto lugar, se encuentra otra variante emparentada con esta misma familia de problemáticas: La escasez de recursos naturales, del que los recursos hídricos podría ser un testimonio. Un fiel reflejo de esta escasez de agua lo contemplamos en la sequía pertinente en España: en concreto en Cataluña y Andalucía. Una de sus consecuencias es el acuerdo del Puerto de Barcelona y las compañías de cruceros anunciado este enero para limitar el aprovisionamiento de agua a esta clase de buques, salvo en casos de ‘extrema urgencia’.
Tras los cuatro factores de riesgo bioclimáticos mencionados, vuelve a ser la desinformación otra vez la quinta fuente de mayores preocupaciones para dentro de una década, seguido, por este orden, por los resultados adversos de la Inteligencia Artificial, la migración involuntaria, la ciber inseguridad, la polarización social y, por último, la contaminación.
Playas menguantes
El mismo organismo, el World Economic Forum, recogía con detalle el pasado agosto en su informe específico vinculado al turismo cómo el ascenso global de las temperaturas medias está afectando ya al turismo. Una de sus conclusiones claves es que la crisis climática está cambiando la cara de muchos destinos y haciendo que algunos –textual- turistas reconsideren sus planes a la hora de elegir su lugar de vacaciones. ‘Algunos’ viajeros, que probablemente es lo mismo que decir ‘muchos’.
Lo ejemplifica con numerosos casos concretos, entre los cuales está la mención a las playas mediterráneas en España y la pérdida de superficie de arena disponible: en una playa de Mallorca hay, ahora, espacio para la mitad de casetas de playa que antes y menos tumbonas, se remarca citando fuentes de DW News.
“En los próximos años, el éxito de las empresas y destinos de viajes y turismo estará cada vez más ligado a su capacidad para gestionar y operar bajo amenazas ecológicas y ambiéntale cada vez mayores”, argumenta el Índice de Desarrollo de Viajes y Turismo del Foro Económico Mundial.
Un mensaje en consonancia con lo que abordan los profesionales turísticos que analizan esta problemática en el tema de portada ‘Cambio climático, el desafío URGENTE al que se enfrenta el turismo’, del primer número impreso de LADEVI España. ‘Temperaturas extremas, sequías e inundaciones en destinos icónicos que generan cambios en las temporadas y hasta en productos... ¿Hace el sector todo lo necesario para mitigar el daño?, se pregunta en su encabezado este reportaje.
Creciente ‘Green house’ debido al turismo
Aunque no todo es apocalíptico. Según el mismo informe del World Economic Forum, ante el que es quizá el mayor desafío que la humanidad encara, las buenas noticias son que las soluciones están todavía a nuestro alcance. Es una presunción optimista, teniendo en cuenta que las emisiones totales de gases contaminantes causantes del llamado ‘efecto invernadero’ y que proceden de la actividad turística –se pronostica- habrán aumentado en una cuarta parte desde 2016 y hasta 2030, según ONU Turismo. Y ahora ya son causantes del 10 % de esas emisiones, de acuerdo con los datos del World Travel and Tourism Council.
Casi la mitad de la huella de carbono (food print) imputable a la actividad turística procede del transporte aéreo (49%), con la mitad restante repartida entre producción de bienes (11%), comidas y bebidas (10%), agricultura (9%), servicios (6%), alojamiento (6%) y construcción (6%).
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