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Un bar y muchos objetivos

En el barrio de Chacarita, el fotógrafo argentino Alejandro Simik fusionó su vocación con el negocio gastronómico: en el Bar Palacio desarrolló el Museo Fotográfico Simik, un espacio que tiene como objetivo transmitir didáctica, visual y técnicamente la evolución de la fotografía y las cámaras.

"Para mí, la fotografía es situar la cabeza, el corazón y los ojos en la misma línea visual. Es un estilo de vida", dijo una vez Henri Cartier-Bresson, uno de los fotógrafos más grandes de la historia, quien -con la marca Leica asociada a su persona- dejó un vasto legado de imágenes profundas y sorprendentes, incluso inspiradoras.
Coincidiendo con la línea pasional de este maestro, el fotógrafo argentino Alejandro Simik fusionó su vocación con el negocio gastronómico: en las instalaciones del Bar Palacio -en el barrio de Chacarita (Av. Federico Lacroze 3901)- creó el Museo Fotográfico Simik, con el objetivo de transmitir didáctica, visual y técnicamente la evolución de la fotografía y las cámaras, desde sus inicios. "A mediados de los ‘90 me regalaron mi primera cámara de fuelle Kodak, de 1930. Comencé a experimentar con ella y ése fue el inicio de una carrera apasionante e imparable por descubrir, conocer y conservar fotos y cámaras antiguas, por disfrutar de las impecables tomas realizadas por argentinos e inmigrantes, quienes más que fotógrafos fueron químicos artesanos de la luz", relató Simik.


LA PRIMERA VITRINA.
El Museo comenzó a funcionar en febrero de 2002, con la inauguración de su primera vitrina en el bar. "Tengo el negocio desde hace más de 20 años. Paralelamente hice otras actividades, entre ellas fotografía. Hasta que en 2000, con la gran crisis económica, tuve mucho tiempo libre por la falta de trabajo y comencé a desarrollar este proyecto. A la gente le gustó y se interesó por el nuevo perfil del bar, y se fue promocionando de boca en boca y a través de algunas notas periodísticas", relató Simik, y añadió: "La idea es preservar el patrimonio fotográfico de nuestra ciudad, la organización de actividades que nos pongan en contacto con esa historia tan rica y la difusión de innumerables expresiones artísticas a través de las cámaras".
Actualmente pueden apreciarse numerosos modelos. Las más antiguas -que datan de 1885- son las de madera con fuelle y objetivo montado en bronce. También las hay portátiles, de fotógrafos ambulantes, y de estudio, mucho más grandes y pesadas, y con una gran base. Asimismo, hay máquinas estereoscópicas para fotografías tridimensionales, miniaturas de espionaje, Polaroid, de visores directos, reflex, originarias de muchísimos países y hasta un largavista que saca fotos.
"En total tengo casi 2.000 cámaras, pero no están todas expuestas porque no hay suficiente espacio físico. También hay otro tipo de objetos, como lentes, fotómetros y otros accesorios", comentó Simik. Para aprovechar hasta el último rincón, se utilizaron hasta las mesas como exhibidores, colocándoles un vidrio en la parte superior. De esa manera se distribuyeron alrededor de seis cámaras en cada una, además de proyectores, flashes y lámparas.


LAS RELIQUIAS.
"No podría decir cuál es el objeto estrella del lugar. Creo que no lo hay, porque depende del gusto de cada uno. Personalmente me inclino por los daguerrotipos (correspondientes al primer procedimiento fotográfico anunciado y difundido oficialmente en 1839) y los ambrotipos (positivos directos que se realizaron desde 1850 hasta 1880), que son los más antiguos y corresponden al inicio de la fotografía. También me gustan mucho los visores estereoscópicos de pie de fines de 1890, que cargan más de 200 vistas de vidrio o papel, y las cámaras de madera", explicó Simik, y añadió: "Cada máquina tiene su característica especial. Las de los fotógrafos de plaza, por ejemplo, son fantásticas porque en la cámara oscura tienen una tapa que se utiliza también como laboratorio. Así, en el interior se guardaban los contenedores metálicos en los que revelaban".
La colección fotográfica del museo comprende más de 4.000 piezas, que por cuestiones de espacio se van rotando y exhibiendo en diferentes oportunidades, por época o tema.
Y de un tiempo a esta parte Simik trabaja en pos de un nuevo objetivo: crear un museo de cine: "Estamos clasificando las cámaras de cine y sacándolas del museo fotográfico. Ya tenemos un museo virtual en Internet, pero aún no contamos con un lugar físico. Sucede que algunos aparatos son muy grandes y se necesita mucho espacio".


EL BAR.
Para visitar el bar-museo no es necesario abonar una entrada ni consumir: "Por supuesto que si alguien solicita algo será bien atendido, abonará precios corrientes de los bares de la zona y se le agradecerá su colaboración con este proyecto", indicó el propietario, y agregó: "Todo se hace sin fines de lucro, pero tenemos que vender café porque es un bar y debemos sobrevivir. Pero el museo no tiene un sentido económico".
Asimismo, comentó que "el museo casi no produce gastos, ya que consiste en vitrinas adosadas a las paredes del local, por lo que solamente requieren de limpieza y el gasto que produce la iluminación especial de los artefactos".
El bar abre de lunes a sábados de 7 a 24. Allí se pueden consumir minutas, picadas, sándwiches y toda la oferta típica de una cafetería.
Tres de las 30 mesas cuentan con computadoras, también de uso público y gratuito: "En este caso sí se exige tomar algo, y el uso máximo se estipula en media hora. Además, hay wi-fi en todo el local para que la gente que asiste con su computadora personal pueda permanecer tranquila todo el tiempo que quiera". Un detalle muy apreciado por los clientes es la disponibilidad de tomacorrientes en cada una de las mesas.
Por otra parte, en el bar son frecuentes las reuniones relacionadas con la cultura: "Los viernes, por ejemplo, tocan bandas de jazz. Algunos sábados se reúnen grupos aficionados al tango. Otros se juntan para recitar poesías. Y todo va de la mano con la oferta gastronómica del lugar".
Asimismo, el primer miércoles de cada mes -y desde hace años- se inaugura una muestra fotográfica. Distintos artistas exponen sus trabajos y realizan la presentación del material en una velada organizada especialmente: "La propuesta está abierta a todo tipo de fotógrafos. No tienen que ser famosos ni profesionales. Cualquier aficionado o amante de la fotografía que tenga un trabajo medianamente bueno puede exponer", concluyó Simik.

FUENTE: un-bar-y-muchos-objetivos

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