No, aquí no hay. Pero en algunas latitudes los cafés de gatos son furor. Se trata de establecimientos temáticos cuya atracción principal consiste en poder observar y jugar con los felinos.
El primero en el mundo abrió en Taiwán, en 1998, precisamente en Taipéi. Tal fue su repercusión que al poco tiempo el modelo fue adoptado en Japón, donde ya hay un centenar (la mayoría se concentra en Tokio).
La popularidad está atribuida a lo difícil y caro que resulta tener mascotas en ese país. Además, estudios recientes han sugerido que la relajación que provoca acariciar gatos puede ser beneficiosa para la salud.
En estos cafés el servicio es simple y similar al de un alquiler, ya que hay que pagar alrededor de US$ 5 por el derecho a estar media hora rodeado de felinos, con la posibilidad de renovar cada 10 minutos por US$ 1.
También se pueden consumir bebidas, aunque no se sirven comidas. Eso sí, los clientes no pueden llevar sus propios gatos. ¡Y mucho menos, sus perros!
Existen diversos tipos de cafés temáticos: algunos sólo tienen determinadas razas, o felinos de tal o cual color. Pero, más allá de la oferta, todos deben obtener una licencia y cumplir con estrictos requerimientos y regulaciones de la Ley de Tratamiento y Protección de Animales, con el fin de asegurar la salud y el bienestar, tanto de los gatitos como de los clientes. Además, la idea es que no sean molestados en exceso, y mucho menos cuando están durmiendo. Asimismo, antes de interactuar con los felinos es obligatorio desinfectarse las manos.
Cuentan que hay clientes que permanecen por horas y que cada uno tiene su favorito.
A Europa el primer bar de gatos llegó en 2012. Se trata de Café Neko, cuya propietaria es una japonesa afincada en Viena que, tras varios años de insistencia para conseguir permisos para tener animales en un espacio de consumo de comidas, logró abrir el local.
El café es muy agradable; cuenta con diversas estructuras que recorren las paredes para que los animalitos -que provienen del refugio de animales de Viena- puedan pasearse por las alturas sin ser molestados, o dormir en cestas en lo alto.
Ahora, teniendo en cuenta que el 70% de los franceses se autodefinió como amante de los gatos, es París la que busca imponer la moda. Recientemente fue inaugurado el Café Des Chats, en el barrio de Marais.
Margaux Gandelon, propietaria del local -quien invirtió € 40 mil en el proyecto-, comentó que la idea no es eliminar el estrés de los hombres para infundírselo a los gatos, por lo que escogieron a los más sociables (una docena, suministrada por la Sociedad para la Protección de los Animales). Además, el bar permanece abierto todos los días para no alterarles la rutina. Y consideró que la experiencia será positiva tanto para los clientes como para los gatos, ya que los felinos están mucho mejor en el bar que en los albergues municipales.
FUENTE: aqui-no-hay-gato-encerrado
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