No es la primera vez que esta columna se refiere a proyectos faraónicos de cruceros de lujo. Ya lo hemos hecho, por ejemplo, con The World, un mega yate con 165 residencias privadas que desde 2002 viene recorriendo los mares del mundo.
Completamente renovado, el Navigator se transformará en un crucero con residencias privadas.
Hoy, la noticia es que la misma empresa que opera ese navío ha decidido redoblar su apuesta poniendo su foco en el mercado de bienes raíces de Latinoamérica. Así lo informó la firma responsable de la comercialización, Crescent Heights en el marco de Expo Real State, evento recientemente realizado en Buenos Aires.
De Regent Seven Seas a Crescent Heights
Motorizada por una inversión de US$ 70 millones, la compañía se propone transformar al Navigator, un barco de 1999 que operó Regent Seven Seas, en un mega yate similar a The World, en este caso con 210 residencias, desde studios de 30 m² hasta suites de 210 m². La idea es que cumpla su viaje inaugural desde Miami en diciembre de 2026.
A precios que oscilan entre US$ 750.000 y US$ 8 millones, los compradores tendrán derechos plenos de propiedad, o sea que la unidad puede ser habitada, heredada, alquilada o vendida como cualquier inmueble en tierra firme.
Los gastos mensuales de mantenimiento también son cosa seria: arrancarán en US$ 15.000 mensuales, más US$ 90 diarios por persona para el “all inclusive” de alimentos y bebidas.
El ojo puesto en Latinoamérica
La mira en la región tiene sus razones. Russell Galbut, cofundador y presidente de Crescent Heights explica que “es un mercado sofisticado y abierto a nuevas formas de habitar el mundo, lo que los convierte en un público ideal”.
Como quedó dicho, también se puede comprar como inversión para luego alquilar. En este sentido, la rentabilidad variará, como en todo producto turístico, de tres factores críticos: destino, temporada y demanda. (Como la inteligencia artificial determina los precios de los cruceros)
Según dijo Galbut, el 20% de las cabinas del Navigator ya están vendidas. Al referirse a los beneficios de comprar un camarote, el ejecutivo sostiene: “Las fronteras, las economías e incluso los patrones climáticos afectan a las viviendas tradicionales. Pero a nuestros residentes no les afecta nada de eso. Si se desata una tormenta, el barco cambia de lugar. Si un país se vuelve inestable, navega hacia el siguiente. El mundo es nuestro tablero de juego”.
El rol de Norwegian Cruise Line
En esta aventura, Crescent Heights no juega solo. La logística estará a cargo de Apollo Group, firma especializada en administración hotelera, en tanto que Norwegian Cruise Line supervisará la operativa técnica.
La primera salida está definida: durará de 14 meses visitando 140 países con recaladas de entre dos a cuatro días y estadías más prolongadas en la Polinesia Francesa y Madagascar.
Mientras tanto, la desarrolladora va por más. El plan de negocios apunta a ir sumando un navío por año hasta llegar a una flota de 14, ofreciendo a los propietarios la posibilidad de intercambiar residencias.
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