La sombra de la polémica vuelve a extenderse sobre Boeing tras la decisión de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) de imponerle una multa de 3,1 millones de dólares por fallos en sus procesos de producción.
Sede de Boeing en Washington (Estados Unidos).
Se trata de la sanción máxima prevista para este tipo de infracciones y refleja la persistente preocupación de las autoridades sobre la manera en que la compañía gestiona la seguridad en sus líneas de montaje.
El expediente de la FAA señala deficiencias en la fabricación del Boeing 737 MAX, detectadas entre septiembre de 2023 y febrero de 2024 en la planta de Renton (Washington) y en las instalaciones de Spirit AeroSystems, proveedor clave en Wichita (Kansas). Los reguladores detectaron centenares de irregularidades, entre ellas la certificación de aeronaves no conformes para volar, un error de enorme gravedad en un sector donde la fiabilidad es incuestionable.
Boeing arrastra desconfianza desde su relación con varios accidentes aéreos
El caso cobra mayor relevancia al situarse en el contexto del accidente ocurrido en enero de este año, cuando un Boeing 737 MAX 9 de Alaska Airlines sufrió la pérdida de un panel del fuselaje en pleno vuelo, tras despegar de Portland.
Aunque el suceso no dejó víctimas graves, obligó a inmovilizar parte de la flota y a restringir la producción del modelo, ya bajo presión tras los siniestros de 2018 y 2019. Un suceso que se sumó a la desconfianza por el accidente de Air India de hace tres meses. (Boeing sufre una oleada de desconfianza en sus 787 tras la catástrofe de Air India)
La investigación también apunta a prácticas irregulares dentro de la propia organización. Un empleado de Boeing habría presionado a un miembro de la unidad de Autorización de Designación de Organización (ODA), encargada de aprobar la salida de aeronaves, para que autorizara un avión que no cumplía los requisitos. Un episodio que ha puesto en entredicho la independencia de los procesos de certificación.
Estados Unidos redobla los controles sobre la producción de Boeing
Como respuesta, la FAA ha anunciado un refuerzo de la supervisión, con límites a la producción y un control más exhaustivo tanto en las instalaciones de Boeing como en las de su proveedor Spirit AeroSystems. El objetivo es garantizar que las reformas en curso no queden en compromisos sobre el papel y se traduzcan en cambios efectivos en la calidad.
Boeing, por su parte, ha manifestado que está revisando la sanción y que continuará con las medidas de transformación interna iniciadas este año. La compañía asegura estar embarcada en una reforma cultural destinada a reforzar la seguridad y recuperar la confianza de clientes, reguladores y pasajeros. (Emirates encarga cinco 777 a Boeing a pesar de la crisis de la compañía)
La situación no es nueva. En mayo, la empresa ya cerró un acuerdo con el Departamento de Justicia estadounidense para evitar un juicio penal derivado de los accidentes mortales de 2018 y 2019. Aquel pacto incluyó obligaciones en materia de transparencia, formación y reporte de incidencias, compromisos que la FAA recuerda ahora como esenciales para no repetir errores del pasado.
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