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Para vivir a cuerpo de rey

Por Europa se encuentran desperdigados grandes castillos y cándidos palacetes, muchos de ellos con grandes historias, que han sido adaptados a las exigencias de los turistas, con completos servicios hoteleros dignos de la nobleza.

Para un viajero que busca hospedajes con intimidad, privacidad y exclusividad, ¿qué mejor que un establecimiento defensivamente preparado para evitar las molestias externas? Refugiarse en un castillo amurallado no solo es garantía de tranquilidad, sino que en los casos expuestos también implica someterse, con toda voluntad, a muchos de los placeres que vivieron los reyes, duques y otros nobles de antaño, originales ocupantes de estas fortalezas. He aquí un repaso de destacadas opciones en el Viejo Continente.


CON ACENTO DE CASTILLA.
La red Paradores recopila establecimientos distintivos en la península Ibérica, entre ellos una serie de castillos reconvertidos a lo largo y ancho del territorio español, construcciones erigidas en diversas épocas por variadas culturas, que a su vez reflejan particulares estilos arquitectónicos. Como rasgo general, todas se sitúan sobre montes que dominan extensos horizontes (para avizorar, en su momento, la posible llegada del enemigo con facilidad), garantizando vistas geniales desde habitaciones equipadas con mobiliario de antaño, lo que se complementa con servicios 4 estrellas en las áreas comunes. Estos son algunos de los más distinguidos:
• El castillo medieval de Alarcón (Cuenca), una auténtica fortaleza árabe del siglo VIII perteneciente a los marqueses de Villena, se asienta en un meandro del río Júcar, sobre un promontorio en las fronteras manchego-levantinas. El hotel, resultado arquitectónico de más de trece siglos de historia, fue fundado por los musulmanes, luego fue tomado por el rey Alfonso VIII en el siglo XII, al tiempo que ha sido escenario de múltiples asedios y revueltas.
Una mezcla de estilo moderno y clásico ostenta este alojamiento, donde las maderas de roble y las telas acentúan el carácter medieval, mientras el uso de rojos y naranjas contrasta con los espacios límpidos y enmarcan una generosa colección de pintura que remite al famoso Museo de Arte Abstracto de Cuenca: Tapies, Redondela, Sempere, Amadeo Gabino y Menchu Gal son algunos de los pintores presentes.
La totalidad de las instalaciones hoteleras fueron redecoradas en 2003, remarcando el rigor y la sobriedad de la construcción, eliminando revestimientos y ofreciendo una imagen más respetuosa del edificio original.
Situada en lo más alto de la torre del Homenaje se encuentra la habitación 106, dedicada al infante don Juan Manuel (sobrino del rey Alfonso X, El Sabio). La alcoba destaca por su techo, su bóveda de medio punto que comienza en el suelo y, particularmente, por el acceso privado a una antigua almena vigía, desde donde disfrutar de vistas inmejorables.
• Instalado en una alcazaba árabe edificada sobre un asentamiento romano, el imponente castillo de Sigüenza (Guadalajara) se empezó a construir en el año 1123 y fue residencia de obispos, cardenales y reyes.
El tradicional mobiliario castellano del hotel se expone con gusto en las amplias y acogedoras habitaciones, algunas con camas con dosel y terraza, auténticos aposentos reales de un palacio que conserva salones señoriales, ideales para reuniones y celebraciones, así como una capilla románica del siglo XIII.
Entre sus gruesos muros de piedra está el patio empedrado y el comedor, donde se degustan platos típicos locales, como huevos fritos con migas y torreznos, cabrito lechal al horno, bacalao al queso manchego y, de postre, los famosos borrachitos seguntinos y las flores de Cabanillas.
• El hotel de Cardona (Barcelona) se ubica en un recinto fortificado del siglo IX, en el que a su vez se encuentran la torre Minyona y una iglesia, construcciones que datan del siglo XI y constituyen elementos representativos del estilo románico catalán. Al estar sobre una elevación, el fuerte brinda una excepcional panorámica de la ciudad y de las fértiles tierras bañadas por el río Cardoner.
Entre fosos, torres, murallas, elementos góticos y una decoración en la que predomina el mobiliario medieval de inspiración catalana, se inscriben una cincuentena de habitaciones. Entre ellas, la más destacada lleva el mismo nombre que el hotel y está sobre el antiguo polvorín de la fortaleza. Resalta por su bóveda y dos profundos ventanales con orientación al este y al sur, desde donde los señores feudales controlaban su principal fuente de riqueza: la sal de las canteras. Su interior cuenta con una amplia cama con dosel de hierro y un cuarto de baño con hidromasaje donde el huésped disfrutará como un rey moderno.
• El hotel de Zafra (Badajoz) se emplaza en un castillo que comenzó a construirse en 1437 como residencia de los duques de Feria de España. Este palacio de espectacular fachada y nueve torres almenadas guarda celosamente un interior dotado de hermosos arcones, herrajes, pasamanos y otros detalles decorativos originales.
Las habitaciones del hotel, señoriales, elegantes y espaciosas, conservan decoración y detalles de las épocas del ducado. En este sentido vale mencionar la sala Dorada, situada en el claustro superior: a la entrada del dormitorio se descubre su magnífico artesonado original del siglo XVI, ribeteado con los escudos de los primeros señores de Feria (S XV) y los primeros duques de Feria (S. XVII), como indicadores de las épocas más gloriosas de la ciudad y de este palacio. Atravesando el cuarto de baño, se accede a una gran terraza de uso exclusivo que da a la plaza. Asimismo, la habitación cuenta con una cama con una cabecera de madera tallada.


PALACETES EN LA NATURALEZA.
Otro famoso compilador de hospedajes de lujo y con estilo es Relais & Châteaux, que en el Viejo Continente propone distinguidos palacios refugiados en medio de la naturaleza, donde los huéspedes podrán acceder a facilidades dignas de la realeza. Algunos son:
• En Dolenjska, Eslovenia, se encuentra el castillo gótico de Otocec. Entre pasado y presente, en un remanso de paz donde el espíritu de antaño se fusiona con el ritmo de la vida contemporánea, la edificación, sabiamente restaurada, conserva el carácter y la autenticidad que marca su historia.
Situado en una isla en medio del río Krka, este mágico paraje ofrece un momento de reposo en el corazón de la naturaleza y de la cultura eslovena.
Una jornada puede comenzar con un paseo matinal amenizado por el canto de los pájaros, seguir con un partido de golf inolvidable en uno de los mejores campos de Europa y finalizar con una cena gourmet a la luz de las velas y una deliciosa copa de vino frente al crepitar de la leña en la chimenea, de la mano de un personal dispuesto a satisfacer los deseos de los huéspedes.
• En Aisne, Francia, el Château de Courcelles llevó una vida de novela, al punto que se dice que Jean Cocteau fue quien diseñó la rampa de la escalera del castillo. Aquí se alojaron Jean-Jacques Rousseau, Racine, La Fontaine y Alexandre Dumas, donde probablemente idearon o escribieron algunas de sus tantas páginas que pasaron a la posteridad. Justamente, los huéspedes también pueden buscar la inspiración mientras pasean por el majestuoso parque, nadan en la piscina, juegan al golf o al tenis, o disfrutan de opíparas comidas junto a los mejores productos y los grandes vinos de la región.
-En el corazón de Viena, el Palacio Coburg depara a sus clientes una verdadera experiencia de placer: bajo el lema "preservar el pasado para alumbrar el porvenir", las 35 suites, concebidas individualmente, garantizan sosiego y relajación, matizados por los placeres culinarios, incluida una colección de vinos que contiene botellas difíciles de conseguir, al poseer una de las mayores reservas de Mouton Rothschild, Château d'Yquem y Petrus. A ello se le pueden agregar facilidades como golf, piscina cubierta, spa, sauna, sala de fitness y hammam.
• Sobrevolar los paisajes de los Pirineos en globo aerostático, en avión o en helicóptero, entre valles y montañas preservadas de la acción del hombre, es una de las numerosas sorpresas que tiene reservadas el palacete de Torre del Remei, en la Cerdaña española.
Sus dueños y anfitriones son Josep Maria y Loles, quienes en 1988 conocieron la edificación, se enamoraron de su majestuosidad y la convirtieron en un palacio de placer y bienestar, con interiores finamente decorados y una amplia gama de actividades.
La propuesta se completa con excursiones como pesca de truchas en un río salvaje, recorrido de 18 hoyos en el Real Club de Golf y un paseo que sigue los pasos de los cátaros, pueblo que invadió la región en 1198.

FUENTE: para-vivir-a-cuerpo-de-rey

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