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Un legado de elegancia y estilo

La cadena Four Seasons ostenta una de las reliquias porteñas de la Belle Époque: La Mansión Álzaga Unzué, que fuera propiedad del estanciero Félix de Álzaga Unzué y su mujer, Elena Peña Unzué. Hoy, recientemente restaurada, forma parte del Four Seasons Hotel Buenos Aires y alberga a las celebridades que visitan nuestro país.

 

 

Es la reliquia de la cadena Four Seasons. Propiedad del estanciero Félix de Álzaga Unzué y su mujer, Elena Peña Unzué, La Mansión se construyó durante la Belle Époque, cuando Buenos Aires era considerada "la París de Sudamérica".
Eran tiempos de grandes fiestas, lujo, conciertos y viajes. Y en la ciudad las grandes casas eran construidas según el estilo de la prestigiosa Escuela de Bellas Artes de París.
En la actualidad, La Mansión hospeda a muchas celebridades que visitan nuestro país, tales como Madonna, los Rolling Stones, Guns n' Roses, Mickey Rourke, Susan Sarandon, Juliette Binoche, Catherine Zeta Jones, Catherine Deneuve, entre tantas otras.
Forma parte del Four Seasons Hotel Buenos Aires, y recientemente fue restaurada con objeto de devolverle su esplendor original. Misión cumplida.

EXPONENTE DE UNA BELLA EPOCA.
De estilo Beaux Arts -que representa el academicismo francés-, La Mansión es reconocida como uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de Buenos Aires de principios del siglo XX.
Por entonces, en la ciudad existían tres tipos de residencias: el pêtit-hotel, en el que las dimensiones del terreno permitían una escala menor de construcción; el hôtel, como es el caso de La Mansión; y el grand hôtel, como el Palacio Bosch, actual embajada de Estados Unidos.
Los hôteles son imponentes, cuentan con grandes jardines (la mayoría estuvieron a cargo del paisajista Carlos Thays), sótano, piso principal con escalera de honor, piso residencial con habitaciones para los propietarios, y mansardas o buhardillas.
Los mármoles se importaban de las canteras italianas de Carrara, de los Pirineos y del macizo central francés. Asimismo, en París se adquirían colecciones de arte oriental de los siglos XVII y XVIII.

REGALO DE BODAS.
Félix de Álzaga Unzué construyó La Mansión como regalo de bodas para su esposa. Inaugurada en 1920, el proyecto estuvo a cargo del arquitecto inglés Robert Prentice (la construcción comenzó en 1916, durante la Primera Guerra Mundial).
Allí vivieron los dos, sin hijos, con una veintena de mucamas, mayordomos y un peón de patio que barría las hojas para que no se taparan las rejillas.
En su hôtel gozaron de todos los lujos: en el subsuelo se encontraban las cocinas, el lavadero, un comedor y la bodega, donde se guardaban vinos tales como el Château Rothschild.
Asimismo, dos lavanderas y dos planchadoras se encargaban de toda la ropa, toallas y ropa de cama. Y dos choferes manejaban el Mercedes-Benz y el Cadillac de los Unzué.
Por otra parte, La Mansión disponía de salas de esgrima y de armería, una habitación donde los hombres fumaban y otra para confesarse con el cura.
En el salón de Elena había un retrato de ella, realizado por Philip de László, un pintor húngaro admirado por las damas de la alta sociedad. En tanto, su baño -que actualmente forma parte de la Suite Presidencial- está totalmente recubierto de distintos tipos de mármoles italianos y tiene una bacha de oro puro.
Asimismo, el hall de entrada, recubierto de mármol de Carrara blanco y negro, conduce a la escalera de honor principal.
Vale destacar que La Mansión fue una de las últimas casas armadas con materiales y objetos traídos íntegramente de Europa. Así, la boisserie, por ejemplo, pertenecía a un castillo europeo del siglo XVII.

RESTAURACION MILLONARIA.
En 2007 se inició el proceso de restauración de La Mansión, que requirió de una inversión de más de U$S 1 millón. No se bajaron los techos ni se colocaron pisos flotantes, sino que le devolvieron su esplendor.
"Las siete suites, ubicadas en el primer y segundo piso, y los amplios salones de la recepción de la planta baja fueron redecorados y restaurados por el arquitecto Francisco López Bustos. Una de las primeras ideas para decorar las habitaciones fue trabajar los espacios con texturas para que crearan un clima de época. Cortinas, tapizados, baldaquinos y paredes se vistieron con sedas estampadas, chiffon, toiles de Jouy, broccatos, damascos y panas", explicó Gabriel Oliveri, director de Marketing del Four Seasons Hotel Buenos Aires, en su libro "La Mansión Álzaga Unzué", en el que narra la historia de la casa y la familia Unzué. Y agregó: "Se conservaron los materiales originales, tales como estucos, solados de roble, dorados a la hoja, herrajes de puertas, molduras, mármoles de Carrara o Calacata en los baños, así como algunos muebles, óleos y cuadros. También se realizó una minuciosa búsqueda en remates y anticuarios, de objetos decorativos, como cajas de jade y de nácar, esculturas, tapices, vidrios y muebles estilo Luis XV y Luis XVI".
En cuanto a la iluminación, vale mencionar que se le otorgó un rol preponderante: las arañas combinan su elegancia con la funcionalidad de las gargantas con lámparas de LED y artefactos embutidos en el cielorraso.
Un dato a destacar es que, al limpiar los salones, se descubrió que el dorado a la hoja era, en realidad, oro 18 kilates.

LA MANSION, HOY.
"Las suites más destacadas son las del primer piso: la Presidencial, con un estilo versallesco, la Verdiana (con un aire italiano, inspirado en el film El gatopardo, de Luchino Visconti.) y una tercera, de estilo Deco. En el segundo piso las habitaciones adquieren una atmósfera más íntima, al estilo de las casas de la campiña francesa del siglo XIX. Todos los ambientes son muy similares y sus enseres son levemente más pesados y rústicos", comentó Oliveri.
Las pinturas de La Mansión, en su mayoría de prestigiosos pintores argentinos, pertenecen a la colección Zurbarán.
En cuanto a la tecnología, fue equipada con televisores LCD de 32 y 40 pulgadas, reproductores de DVD y CD, teléfonos celulares, Internet de banda ancha y wi-fi, entre otros servicios.
También ofrece uno de los helth clubs más premiados de Sudamérica y una exquisita oferta gastronómica.
Sábanas italianas de algodón egipcio, accesorios de baño franceses y cubiertos de plata son algunos de los tantos detalles con los que se agasaja a los huéspedes y personalidades del mundo.

De la Belle Époque al wi-fi

Por Gabriel Oliveri, director de Marketing del Four Seasons Hotel Buenos Aires y del Four Seasons Resort Carmelo y autor del libro "La Mansión del Four Seasons Hotel Buenos Aires"

¿Quién puede negar que entre 1890 y 1945 Buenos Aires vivió una época dorada? Los estancieros, los primeros millonarios que tuvo el país, viajaban a París en busca de cultura, contactos, diversión y sofisticación.
De ahí trajeron arquitectos para diseñar sus casas, decoradores, muebles de la casa Jansen, cuadros, esculturas, y hasta institutrices para educar a sus hijos. Años más tarde, sería muy difícil diferenciar a un porteño de un parisino, tanto por su perfecto francés como por el estilo, la educación y la elegancia.
Félix Álzaga Unzué y Elena Peña Unzué formaron parte de ese mundo casi perfecto de la bella época, ambos descendientes de dos prestigiosas familias. Se casaron en la iglesia San Agustín, donada por la familia.
Félix era hacendado, y uno de los presidentes del Jockey Club, al que junto a su mujer ayudaron a que recobrara todo el esplendor para el que se había creado. Pasaban largas temporadas en París, donde llevaban sus caballos a correr en los derbies de Chantilly, Longchamps y Deauville.
En verano también iban a la Biarritz argentina: Mar del Plata. Y por supuesto a las estancias, que habían heredado por parte de sus dos familias.
Desde 2001, La Mansión forma parte de la cadena más premiada del mundo: Four Seasons Hotel & Resorts.
Se han restaurado los frescos, columnas, dorado a la hoja, boisseries de cedro y roble, superficies de mármol y piedra París.
Los estucos, comparados sólo a los existentes en el Teatro Colón, han sido restaurados por artesanos con técnicas especiales.
Las siete suites también han sido restauradas y redecoradas completamente y se incorporó nueva iluminación para resaltar los detalles interiores.
Además, La Mansión fue acondicionada con tecnología de última generación.
Sin dudas La Mansión del Four Seasons Hotel Buenos Aires es el lugar perfecto para los eventos sociales y empresariales más importantes de Buenos Aires, como así también para alojar a los empresarios y personalidades que visitan nuestro país.
Como dice Hugo Becaccece en su artículo "De París a la Estancia", en referencia a esta época, en el diario La Nación: "Cuando se emprende la búsqueda del tiempo perdido, se termina por recuperarlo".
Los invitamos a redescubrir esta joya de la arquitectura de Buenos Aires.

 

FUENTE: un-legado-de-elegancia-y-estilo

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