De un tiempo a esta parte son pocos los que se atreven a discutir que la gastronomía es un arte. Las creaciones de los chefs modernos podrían considerarse verdaderas obras, tanto por su composición, sabor y presentación. Uno de los principales referentes es, sin lugar a dudas, el español Ferrán Adrià, quien con innovadoras técnicas como la deconstrucción o la esferificación sorprende y deleita a comensales de todo el orbe.De la mano de esta apreciación, surge una nueva tendencia a nivel mundial: combinar el placer de una visita a un museo con el de degustar propuestas exquisitas al final del recorrido. Y Buenos Aires no se quedó al margen: en gran parte de los museos y espacios de arte se instalaron establecimientos gastronómicos que ofrecen desde opciones de cafetería hasta variadas propuestas gourmet.
COLECCION DE ARTE AMALIA LACROZE DE FORTABAT.
La Colección Café & Restaurante es el exclusivo restaurante del espacio Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat, seguramente la propuesta más sofisticada de Buenos Aires entre las opciones gastronómicas ligadas al arte.En pleno Puerto Madero, ofrece platos de la cocina mediterránea, diseñados por el chef Darío Gualtieri. Así, luego de admirar a Warhol, por ejemplo, se puede tomar un descanso en el amplio salón o al aire libre, degustando algunas de las especialidades, como el carpaccio de ciervo con queso de cabra y rúcula, o el salmón rosado gratinado al mascarpone.
FUNDACION PROA.
La confitería de la Fundación Proa se encuentra en el segundo piso del estificio. Allí convive directamente la gastronomía con el arte, ya que las instalaciones son tomadas por los artistas para la realización de intervenciones. Allí se puede almorzar -la oferta comprende ciabatta de olivas con prosciutto di parma, rúcula fresca, aceite de oliva, manteca y pimienta negra; pan de brioche con salmón ahumado, formaggio perfumado con eneldo y echalotes; queso brie francés con almendras crocantes, entre otras opciones- o bien tomar el té -inglés, japonés, chino o sudafricano- a metros de Caminito, en pleno barrio de La Boca.
MUSEO DE ARTE LATINOAMERICANO DE BUENOS AIRES (MALBA).
El Cafe des Arts, del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), sigue la línea del museo, con mucho blanco, plasmas y un detalle característico: rosas traídas desde Ecuador. También dispone de un deck al aire libre, muy frecuentado sobre todo por las tardes.Enclavado en Barrio Parque y a cargo de Jean Paul Bondoux, creador de La Bourgogne, el local sobresale por sus especialidades: el café gourmand y la degustación de dulces (budín de limón, obleas, sopa de frutos rojos, mousse de chocolate, trufas, entre otros).Asimismo, ofrece diversas propuestas tentadoras, como los tartines, tapeos, ensaladas, calamar a la plancha con salsa wasabi suave, filet de boeuf con salsa de malbec y pimienta verde, entre otras.
MUSEO DE ARTES PLASTICAS EDUARDO SIVORI.
Una cafetería de ambiente familiar, junto con un jardín rodeado de árboles y esculturas, conforman el espacio gastronómico del Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori.El té y las tortas -de dátiles y cerveza negra, de zanahorias y avellanas, de mandarinas, de manzanas o cheescake- son los preferidos de los comensales, así como la ensalada Sívori, de rúcula, queso parmesano, nueces y peras.
MUSEO DE CALCOS Y ESCULTURA COMPARADA ERNESTO DE LA CARCOVA.
En los jardines que rodean el Museo de Calcos y Escultura Comparada Ernesto de la Carcova, diseñados por Carlos Thays, se emplaza un restaurante de cocina criolla, de ambiente rústico y confortable, en el que sobresale su propuesta de parrilla. Así, en plena Costanera Sur es posible almorzar al aire libre, disfrutando de las tupidas arboledas y el canto de las aves.Cabe señalar que el museo alberga una excelente colección de calcos de obras maestras -copias realizadas mediante la técnica del vaciado o de moldes sacados de los originales-, egipcias, caldeas, grecorromanas, medievales románicas, góticas, renacentistas, orientales y Centroamericanas.
MUSEO EVITA.
El Museo Evita abrió sus puertas el 26 de julio de 2002, al cumplirse el 50º aniversario de la muerte de Eva. Allí también funciona el Restaurante & Bar Museo Evita, donde se puede degustar un sabroso desayuno, un almuerzo ejecutivo o tomar el té con delicias caseras.Se destacan las tortas y los crêpes preparados a la vista, tanto los dulces -de manzanas caramelizadas, dulce de leche y crema de queso con frutos rojos, entre otros- como los salados, con harina de trigo Sarraceno, hongos, jamón con queso gruyere, huevos de codorniz y salmón con crema de limón y puerros. Además, su oferta contempla platos de la cocina ítalo-porteña, platos locales y regionales típicos. Otra tentadora propuesta es la cata de vinos de la cava exclusiva.El interior fue ambientado por Claudia Aboaf, quien logró recrear el espíritu de los '40 y '50. El patio, en tanto, ostenta árboles, flores y carpas para las mesas más grandes. Un dato a destacar es que el espacio es pet friendly: a las mascotas se les sirve un plato de comida seleccionado por una veterinaria.
MUSEO HISTORICO NACIONAL DEL CABILDO Y DE LA REVOLUCION DE MAYO.
El Cabildo de Buenos Aires ahora también funciona como un moderno restaurante pensado para turistas extranjeros. Se pueden comer las especialidades de la casa como carpaccio de lomo o las famosas tablas "El Cabildo" y "Patricios".
MUSEO METROPOLITANO.
En la casa que perteneció a la familia Anchorena, en el corazón de Palermo, hoy funciona el Museo Metropolitano. Es una majestuosa residencia de estilo francés que aún conserva el espíritu de la Belle Époque. En el lugar donde estaba la antigua entrada de garaje, junto al jardín diseñado por Carlos Thays, actualmente hay un pequeño pero pintoresco café, con muy pocas mesas y una carta simple.
MUSEO NACIONAL DE ARTE DECORATIVO.
Como si se tratase de un encantador paraje parisino, un bonito patio empedrado, sombrillas y fuentes de mármol conforman el marco de Croque Madame, el café-restaurante del Museo Nacional de Arte Decorativo, en Palermo.Su especialidad, como el nombre lo indica, es el "Croque Madame", un clásico de la gastronomía francesa (se dice que el primero fue preparado en 1910, en París), algo así como el tostado de los argentinos: se trata de pan dorado en manteca, con queso gruyere, jamón cocido y huevo a la plancha, aunque también se los prepara con langostinos, pollo o en su versión vegetariana, con pan integral, queso blanco, echalotes, rúcula, tomate, zucchinis y berenjenas. Asimismo, el establecimiento -una gran opción en las noches de verano- ofrece pastelería y platos de la cocina moderna.
Intervenciones a la carta
Combinar la visita a un museo con la degustación de propuestas exquisitas se fue convirtiendo en una tendencia a nivel global. Buenos Aires se sumó a la movida y en la actualidad son numerosos los espacios de arte en los que se instalaron establecimientos gastronómicos.
FUENTE: intervenciones-a-la-carta
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