Inicio
Actualidad

Controversia en Ámsterdam: los urinarios públicos al aire libre generan molestias a turistas

Amsterdam instaló urinarios públicos abiertos que han provocado nuevas críticas: la orina fluye hacia los canales y gotea sobre los barcos turísticos.

Ámsterdam es conocida por su red de canales, su enfoque progresista y su enorme atractivo turístico. Pero detrás del encanto, la ciudad enfrenta un problema de larga data: la micción en la vía pública, especialmente durante las noches de fines de semana, cuando miles de personas circulan por la ciudad tras visitar bares y discotecas.

En un intento por abordar esta conducta incívica, el Ayuntamiento instaló urinarios públicos al aire libre, conocidos como plaskrul o pee curls. Estas estructuras metálicas permiten que los hombres orinen en la vía pública con un mínimo de privacidad, sin necesidad de entrar en un baño tradicional.

El objetivo era claro: ofrecer una solución accesible y visible para evitar que los muros, esquinas o calles se conviertan en sanitarios improvisados. Sin embargo, lo que parecía una medida pragmática ha desatado nuevas críticas, especialmente desde el sector turístico.

Ámsterdam: orina en los canales y turistas sorprendidos

Varios medios locales e internacionales, así como videos en redes sociales, muestran que algunos de estos urinarios están ubicados justo sobre los bordes de los canales. El problema no es menor: la orina no siempre es canalizada adecuadamente y, en algunos casos, cae directamente al agua o gotea hacia los barcos turísticos que navegan por debajo.

Turistas a bordo de embarcaciones que realizan paseos por los canales -una de las actividades más populares en Ámsterdam- han reportado situaciones desagradables en las que fueron salpicados o incluso empapados por los desechos. Las imágenes se han viralizado y, como era de esperarse, han generado indignación y risas incómodas en redes sociales.

Medidas urgentes, pero poco planificadas

Las autoridades neerlandesas ya han sido reconocidas en el pasado por implementar soluciones ecológicas como los urinarios GreenPee, que convierten la orina en fertilizante. Sin embargo, la ubicación y el diseño de los nuevos urinarios metálicos parece haber priorizado la urgencia del problema más que su integración urbana o su impacto en la experiencia turística.

Esta situación deja en evidencia la necesidad de planificar soluciones urbanas que no sólo atiendan problemas locales, sino que también consideren el entorno, el bienestar de los visitantes y la imagen internacional de una ciudad.

Embed

Un llamado de atención a otras ciudades turísticas

Lo que sucede en Ámsterdam no es un caso aislado. Cada vez más destinos enfrentan el dilema de gestionar un turismo de masas y comportamientos problemáticos asociados, sin afectar la calidad del entorno ni la experiencia del visitante.

Este episodio puede servir como lección para otras capitales europeas: las soluciones a problemas urbanos, incluso los más básicos, deben estar pensadas en clave de convivencia y sostenibilidad turística.

Ámsterdam sigue siendo un destino innovador y encantador, pero este episodio de los urinarios públicos ha puesto en jaque su reputación en términos de planificación urbana. Resolver un problema no puede implicar crear otro, sobre todo si impacta directamente en quienes visitan la ciudad. El turismo es una de las principales fuentes de ingresos locales, y como tal, debe cuidarse hasta en los detalles menos pensados.

Temas relacionados

Dejá tu comentario