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Un gran anfitrión de Mar del Plata

Se trata de uno de los hoteles emblema de La Feliz, que con una innovación constante en la infraestructura y los servicios logra seguir captando público de todas las generaciones. En resumen: un clásico en constante renovación.

Costa Galana es un nombre con identidad y tradición. Durante la temporada de verano alberga uno de los eventos más glamorosos, el Mar del Plata Moda Show, y fue el lugar de residencia elegido por Mirtha Legrand mientras realizaba sus tradicionales almuerzos con vista al mar.
Sin embargo, la rentabilidad de un hotel no se sostiene solamente con una ocupación plena durante pocos meses del año, ni como consecuencia de la exposición mediática. De ahí que la visita al Costa Galana permite acercarse a un modo de gerenciar con éxito un establecimiento de lujo en cualquier época del año.
Actualmente, el turismo de alta gama se enfrenta a los retos que le proponen los nuevos clientes: viajeros de alto consumo, de entre 35 y 45 años, que realizan varias escapadas al año, no son fieles a una marca, y consultan y dejan su opinión en las redes sociales y en los foros de viajeros. Este es el segmento a captar y a retener para los hoteles de lujo, más aún los ubicados en destinos tradicionales. Dentro de este grupo se encuentra el Costa Galana.


CARTA DE PRESENTACION.
Empecemos por la presentación formal de este 5 estrellas, para luego analizar el servicio durante el hospedaje. Cuenta con 186 habitaciones y el ingenio arquitectónico y la forma de la bahía permiten que desde la mayoría de las ventanas o balcones se pueda ver el mar. ¿Qué encontramos en el interior? Una decoración clásica con alfombras de lana, muebles de madera macizos, mármol, buena iluminación y amenities de excelente calidad.
Llegué hasta las escalinatas del hotel cerca del mediodía de un viernes frío y lluvioso de junio. Apenas se detuvo el auto, la mano del botones abrió la puerta y me dio la bienvenida. El bellboy tomó mi equipaje y en la recepción había tres chicas que se encargaban de que ningún huésped pierda más tiempo del necesario haciendo el check-in.
En ese momento descubrí que una de las principales características del establecimiento era la atención personalizada. Una frase muy reiterada en el sector hotelero pero que no siempre se cumple.
Un hotel es un producto, pero es principalmente servicio, y esta es la misión de los empleados.
La gestión del Costa Galana cuenta con una estrategia delineada de manejo del personal y un servicio de atención al cliente rigurosamente cuidado.


TIEMPO DE RELAX.
Una vez que me acompañaron hasta la habitación, el mejor plan para un día de lluvia era acercarme al Spa, Beauty & Health Center del hotel. Un espacio con una vista increíble de la playa, temperatura adecuada, música suave y aroma relajante. Una vez más apareció el asesoramiento del personal para diseñar un circuito de relajación y ayudar a cuidarme durante la sesión. Cada uno a su turno, fui disfrutando de las minipiscinas de hidromasaje, el sauna seco, el hamma, el jacuzzi y el tratamiento facial en un gabinete especialmente acondicionado.


UN NUEVO AMANECER.
Las mañanas en el Costa Galana se asocian indefectiblemente con la calidez. El desayuno abundante y variado sorprende por la calidad de la panadería y la repostería. Además, se destacan las islas de panqueques, de panes saborizados y fiambres.
Una vez terminado el desayuno, realizar actividad física se presentó como una excelente opción para comenzar la jornada. El gimnasio me ofrecía aparatos de musculación y máquinas cardiovasculares, pero fue la ayuda del personal trainner la que me permitió armar una rutina express, acorde con mis intereses.
Una vez terminado el entrenamiento, me encontré con uno de los puntos flojos del hotel. Necesitaba chequear e-mails y terminar de escribir un artículo; de las dos computadoras del Business Center una estaba en reparación y la otra ocupada. Ante este percance, volvió a parecer la atención de los empleados que me sugirieron esperar en mi habitación, que ellos se encargarían de avisarme cuando el equipo estuviera disponible. Tal como me lo propusieron sucedió, y media hora más tarde ya había cumplido mi tarea.
El sol ya había caído y desde el lobby se escuchaba la música de un piano. Salí en busca de ese sonido y llegué a La Promenade, el lobby bar del hotel donde se sirven tragos clásicos, de autor y cervezas importadas. Elegí una de estas últimas con un sándwich y me dispuse a dejarme llevar por la música y el ambiente sofisticado del lugar.


LA DESPEDIDA.
El despertar del domingo me sorprendió con un sol radiante que embellecía más aún el mar y la ciudad. De modo que, después del desayuno, volví a disfrutar del spa y sus amplios ventanales.
Sin embargo, el mejor cierre para mi estadía vino de la mano de Jean Paul Bondoux. En el restaurante La Bourgogne, del tercer piso, su exquisita cocina de autor me sorprendió con los platos a base de frutos de mar, acompañados con etiquetas de vinos argentinos. Un banquete inolvidable y la mejor despedida del Costa Galana, un excelente anfitrión de esta ciudad.

FUENTE: un-gran-anfitrion-de-mar-del-plata

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