En busca de un fin de semana de relax, diversión y exclusividad, decidí tener una experiencia Sofitel, sin necesidad de alejarme muchos kilómetros de la ciudad. ¿Qué significa una experiencia Sofitel? Conocer los detalles de la hotelería de lujo francesa. Ser el huésped de una marca que ofrece detalles de calidad y excelencia en sus servicios e infraestructura. Así emprendimos camino con mi pareja un sábado a la mañana por la ruta N° 9 hasta el km. 61. Delante nuestro se imponía el Sofitel La Reserva Cardales, un hotel resort 5 estrellas que combina lujo y naturaleza.
Desde el ingreso al lobby y en la instancia de check-in, este espacio y su arquitectura muestran calidez y un diseño homogéneo: materiales nobles, madera, piedra, vidrio, amplios sillones y luz, mucha luz.
El calor del verano nos hizo llegar exhaustos y sedientos, pero la bienvenida con refrescos nos permitió volver a aclimatarnos. Además, descubrimos cómo el hotel convive plácidamente con la Reserva Cardales Resort Country Club.
El bienestar asociado al lujo
Sofisticado y exclusivo, el Sofitel La Reserva Cardales tiene una propuesta destacada para la relajación y el entretenimiento a pocos kilómetros de la ciudad. Habitaciones de lujo, un spa con un circuito de agua único en Sudamérica y una oferta gastronómica que rescata lo mejor de la tradición francesa y los sabores argentinos, conforman los pilares fundamentales de su propuesta.
SABADOS AL SOL.
A medida que la mañana iba trascurriendo y la temperatura se iba elevando, la pileta se convirtió en el primer espacio a conocer y disfrutar del hotel. Diseñada con una amplia panorámica, permite tener una vista de las habitaciones, la reserva y el lago. Sobre uno de sus lados se acomodaban las tumbonas sobre el césped, una barra amenizaba la estadía y la música funcional animaba a vivenciar este espacio en familia o con amigos.
Ya por la tarde y al reparo del sol, elegimos la piscina cubierta, climatizada y con hidro que nos permitió continuar disfrutando del agua. Un espacio interior que además contaba con sectores de descanso y dos saunas.
EQUIPAMIENTO EXCLUSIVO.
Tal como estaba planificada la cita, a las 18 en punto nos recibieron en el LeSpa de Sofitel La Reserva Cardales para comenzar el circuito. Desde el ingreso, los 1.500 m² del spa nos impactaron por su infraestructura, innovación y majestuosidad. El lugar está equipado con tecnología alemana y su circuito de aguas es único en Sudamérica. Lentamente -e hidratación mediante- fuimos recorriendo el sauna seco, el húmedo, el Hammam -un templo de lluvias circulares con duchas cubo, duchas cascada y Kneipp, entre otras-, y las tumbonas térmicas en la zona de relax. Sin embargo, el mayor atractivo fue la piscina lúdica "Vitality Pool", con juegos acuáticos de última generación, dos camas de masaje, un banco de masaje de 13 posiciones, cuellos de cisne y cascadas cobra. Allí cada uno de sus jets proporcionan masajes de hidroterapia para las distintas zonas del cuerpo.
EL ANFITRION.
Al atardecer, y luego de un día pleno de experiencia gratificantes, Diego Irato, chef ejecutivo y maître artisan pâtissier de La Butaca All Day Lounge, nos recibió en el restaurante. La gastronomía del lugar se basa en una equilibrada mixtura de la cocina autóctona con la internacional, acompañada por prestigiosos vinos del nuevo mundo. Tal como nos explicó Irato, los platos se basan en productos de estación y el hotel cuenta con su propia huerta para proveerse de frutas y verduras frescas. Algunas de las elaboraciones el chef fueron arroz con zetas, verduras con frutos secos y salmón con salsa de calabaza.
UN CONTACTO GENUINO.
Ya en la mañana del domingo, elegimos un par de bicicletas para recorrer la reserva. La primera sensación al emprender camino fue de inmensidad y tranquilidad. De las 167 hectáreas de la reserva, solo 11 pertenecen al hotel. De modo tal que pudimos ver pavos reales, carpinchos y patos pasearse en las cercanías de las canchas de tenis, de fútbol y del lago.
Vale aclarar que en este espejo de agua solo se realizan actividades acuáticas a vela, ninguna a motor, para evitar la contaminación acústica.
TARDES DE DOMINGO.
El paseo terminó en uno de los lugares más acogedores del complejo, el restaurante Italpast. Allí Marcela nos recibió para vivir una experiencia gastronómica basada en los sabores de Italia. Junto a los amplios ventanales que lindan con el campo de golf, saboreamos brochette de langostinos rebozadas con manzana verde; ravioles de tinta de calamar, rellenos con centolla y calabaza, y en salsa de azafrán y camarones; mientras que para el postre elegimos el helado de sambayón con frutos rojos, nueces, almendras y dulce de leche.
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