Inicio
General

60 años de tradición en Palermo

En su cálido y pintoresco ambiente, el clásico restaurante ofrece parrilla y platos de los 50, además de regalarle a los comensales la posibilidad de trasladarse al Buenos Aires de antaño.

Entre fotos del Palermo antiguo, viejas formaciones de Boca Juniors, carteles publicitarios de otros tiempos y botellas de bebidas ya fuera del mercado, sobresale el retrato de don Jesús Pernas, un español nacido en Vigo que a comienzos de la década del 50 fundó un almacén de ramos generales y despacho de bebidas en la esquina de Cabrera y Gurruchaga.
Allí creó su pequeño reinado y se hizo famoso por los sándwiches de pan francés rellenos de jamón y queso que él mismo preparaba para vecinos y taxistas. Cuesta imaginar que en aquel entonces Palermo Viejo era un barrio orillero, poblado por mecánicos, almaceneros, costureras, albañiles y obreros, todos humildes trabajadores con fresca sangre italiana y española.
En ese sentido, Lo de Jesús, un auténtico bodegón porteño que se encuentra festejando sus 60 años, se las ha ingeniado para perpetuar ese mítico Buenos Aires que desaparece a pasos acelerados. Fiel a sus raíces, mantiene su esencia y forma parte de la selecta lista de "Bares Notables" de la Ciudad, reconocimiento más que merecido.

PARRILLA Y PLATOS DE LOS 50.
El local es sencillo y muy pintoresco, con pisos de cerámicas en damero, mesas con manteles blancos, sillas Thonet, boiserie con percheros de bronce, espejos esfumados y pizarrones donde se anuncian los platos del día escritos con tiza. Además, se destaca un mueble de madera para el pan y una máquina de cortar fiambre fabricada en 1928.
A la hora de sentarse, los comensales son recibidos con un delicioso paté de carne, preparado especialmente con lomo, otro de los sellos distintivos de Lo de Jesús. Acompañado de los primeros sorbos de vino, es la mejor introducción para lo que vendrá.
La especialidad de la casa es la parrilla y platos de la cocina porteña de los años 50. Por lo tanto, el menú ofrece un mix muy interesante y tentador.
Respecto a la parrilla, vale destacar que se alimenta con quebracho y carbón, y que los cortes elegidos son de carne Premium de ternera. Las raciones son generosas, por lo que generalmente son ideales para compartir entre dos. Por ejemplo, el bife de chorizo y el ojo de bife se sirven en porciones de 500 gr. cada uno.
Asimismo, los bifes de lomo pesan 400 gr., y la tira de asado es un corte especial del costillar; por lo tanto, tiene más carne y menos grasa. En cuanto a las achuras, no faltan los chorizos y morcillas de excelente calidad.
En parrilla también hay propuestas de pescados: pacú y salmón chileno forman parte de la oferta.
Por su parte, el experimentado cocinero santiagueño Orlando Cano está a cargo de los platos de la cocina porteña de los 50. Es autodidacta y desde hace seis años diseña la carta del establecimiento, que incluye variadas opciones, entre ellas los clásicos platos de inmigrantes -como la tortilla de papas a la española y los ravioles caseros-, y postres como el flan con dulce de leche, la mousse de chocolate, y el infaltable queso y dulce, además de un galáctico y exquisito panqueque de manzana caliente con helado de crema americana.
En cuanto al público, es variado y está integrado por fieles clientes locales y extranjeros de Brasil, Estados Unidos y Europa, que llegan atraídos por la buena fama de su cocina. Durante la semana es común la asistencia de grupos masculinos, mientras que de jueves a domingo las mesas se llenan con familias y alguna celebrity local.
En todo momento, José Fahey, gerente comercial, circula entre las mesas controlando el servicio y efectuando ricos comentarios sobre su experiencia en el rubro, además de realizar sugerencias sobre el menú o explicar sus contenidos y preparación. Daniel, uno de los mozos, escucha atentamente los pedidos, aconseja sobre las porciones y dispensa una cálida atención.
Por todo lo mencionado, disponerse a almorzar o cenar en su cálido interior es, además de un placer culinario, una inmejorable oportunidad de viajar en el tiempo e instalarse por un rato en un clásico lugar del Buenos Aires de antaño.

FUENTE: 60-anos-de-tradicion-en-palermo

Temas relacionados

Dejá tu comentario