En los 60 La Perla del Once formó parte del circuito under de Buenos Aires. Allí se reunían los jóvenes rockeros luego de las reuniones en Plaza Francia, y de tocar o escuchar música en La Cueva, el otro mítico reducto de Pueyrredón y Juncal.
Fue en su baño donde Tanguito y Litto Nebbia compusieron "La Balsa", uno de los temas emblemáticos del género, considerado el fundador del rock nacional.
Javier Martínez, Miguel Abuelo, Moris y Pajarito Zaguri fueron sólo algunos de los habitués de aquellas madrugadas bohemias que, tras el cierre de La Cueva -en agosto del 67- comenzaron a diluirse.
Sin embargo, como en un homenaje a sí misma, a la cultura y a los artistas que pasaron mil horas sentados a sus mesas, desde noviembre pasado La Perla volvió a ser protagonista: con una ambientación renovada presenta un ciclo de recitales de sonido "unplugged", por el que pasaron y pasarán varias de las glorias del rock nacional.
"La idea partió del origen, de la historia del lugar. La clientela sabe qué hechos sucedieron acá y permanentemente nos hacen comentarios. Finalmente decidimos hacer algunas reformas, gestionamos la habilitación para los shows y fuimos para adelante. Quisimos hacer algo con respeto, con gente que estuvo en aquel momento, nada ajeno de lo que fue La Perla de los 60. Estamos muy contentos porque lo estamos llevando adelante con muchas ganas y satisfacción", comentó Mariano Campos, gerente general de La Perla.
Así, siguiendo esa línea, contrató como programador artístico a Rodolfo García, quien fuera baterista de las célebres bandas Almendra, Aquelarre y Tantor, además de ostentar una vasta experiencia como organizador de ciclos musicales.
"La propuesta es hacer shows todos los viernes y sábados por la noche, aunque también tenemos pensado organizar eventos durante la semana. Queremos que La Perla sea un espacio cultural, donde no solamente nos limitemos al rock y al pasado, sino que podamos conocer nuevos talentos. Hay una movida y una organización detrás de todo esto como para que funcione", agregó Campos.
El ex Manal Javier Martínez fue el encargado de abrir el ciclo, precedido por otros próceres: Alejandro del Prado, Claudia Puyó, Alejandro Medina y la Medinight Band, Miguel Cantilo y Ricardo Soulé.
Por el momento el derecho al espectáculo tiene un costo de $ 50, más una consumición mínima.
El regreso de los náufragos
Con una ambientación renovada, el mítico reducto de los jóvenes rockeros de los 60 rescató su historia y la plasmó en una interesante propuesta: la realización de ciclos de recitales de sonido "unplugged", por el que pasaron y pasarán varias de las glorias del rock nacional.
ROCK A LA CARTA.
La propuesta gastronómica de La Perla es muy variada: tragos, pizzas, picadas, minutas o platos elaborados, además de postres y cafetería. "Para las noches de show, considerando la cantidad de gente que asiste, tenemos una selección de platos limitada: básicamente pizzas, ensaladas, lomo, bife y milanesas", explicó el gerente general.
Sin contar el sector fumador, el establecimiento tiene capacidad para 150 personas sentadas. "No contamos esa parte porque queremos hacer algo prolijo y ubicar bien a la gente. Pero la idea es llegar a utilizarlo más adelante", dijo Campos.
En tanto, de lunes a viernes al mediodía se recomiendan dos menúes clásicos: "Tango" (ensaladas, canastitas vegetarianas con ensalada mixta o pizza individual de mozzarella, panceta, verdeo y ajo) e "Iglesias" (matambre de pollo con ciruelas y manzanas, costillitas de cerdo con champiñón, colita de cuadril o sorrentinos con salsa scarparo).
El establecimiento abre todos los días a las 6 y permanece abierto hasta pasada la medianoche.
UN BAÑO CON HISTORIA.
"En el baño de La Perla del Once compusiste ‘La Balsa'. En el baño de La Perla del Once compusiste ‘La Balsa'. En el baño de La Perla del Once compusiste ‘La Balsa'", le insistió Javier Martínez a Tanguito, ante su negativa a cantar La Balsa, un episodio que quedó perpetuado en una grabación incluida en el álbum "Tango", de 1973, editado por el sello Mandioca.
Luego la frase terminó de ser inmortalizada por León Gieco al incluirla en "Los Salieris de Charly".
Sucede que en ese baño solitario Nebbia encontró a Tanguito esbozando la canción, que luego, en 1967 -junto con "Ayer Nomás", de Moris y Pipo Lernoud-, vendería más de 200 mil copias como parte del primer simple de Los Gatos.
"Los de los 60, imposibilitados de entrar en un estudio de grabación, guitarristas y cantantes de calle y plaza, descubrieron en el baño de La Perla la posibilidad de aullar a todo volumen o hacerse coros a sí mismos aprovechando la ‘cámara de eco' natural que proveen los azulejos. Por eso ‘La Balsa' fue iniciada en ese baño, en una de las tantas divagaciones musicales de Tanguito sentado en el inodoro, escuchando fascinado las armonías que producía su rasgueo en el pequeño cubículo", relató alguna vez Lernoud, otro referente de aquella época, quien agregó: "Es que componer en el bar era algo cotidiano. Era el único lugar en la zona que abría toda la noche. Había tres tipos de clientes. Cerca de la puerta se sentaban los viajantes que hacían tiempo con un café con leche para tomarse el tren en Once para ir a trabajar al interior. En el medio se sentaban los estudiantes, que se pasaban toda la noche con sus apuntes. Y al fondo nos sentábamos nosotros, para charlar de música y ver las canciones y poemas que escribíamos. Pero no nos dejaban tocar; entonces lo que hacían Tanguito, Nebbia, Moris y los demás era irse al baño, que estaba en un sótano, alejado, y tocar ahí, ya que desde el mostrador no se escuchaba. En ese momento no podíamos juntarnos en las casas, de otros bares nos echaban y tampoco podíamos tocar en salas. La Perla era nuestro lugar".
Pero en el bar no sólo se compuso "La Balsa": también "Jugo de tomate frío", de Manal, y el lado B del primer simple de Tanguito, "El hombre restante". "En esas guitarreadas era increíble la cantidad de canciones que surgían, escritas por Javier Martínez, por Tanguito, por Moris, por mí", recordó Nebbia.
Así, con los años La Perla se transformó en mito y fue declarado "Sitio de Interés Cultural" en 1994. Y algunos años después se descubrió una placa en honor a "La Balsa".
Aunque con el correr de los años su estética original fue cambiando y el baño ya no esté en el subsuelo, hoy en el salón pueden verse fotos de aquellos pioneros y, con los shows vuelve a respirarse la atmósfera de antaño: "Es muy lindo observar y escuchar la respuesta de la gente, sobre todo la de los artistas. Es realmente un placer. Me convence más aún sobre el proyecto. Lernoud, Cantilo y sus músicos me vinieron a hablar y dijeron que estaban alucinados, al igual que la clientela. Nos preguntan por los próximos eventos y nos piden por favor que los sostengamos. Creo que La Perla debería ser un Bar Notable", concluyó Campos.
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