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RSE: hacia una nueva manera de entender el buen negocio

La Responsabilidad Social Empresaria, lejos de ser una moda de gerenciamiento, se ha convertido en una nueva mirada ante la forma de hacer negocios, colocando a la responsabilidad colectiva como valor fundamental. Negocios y conciencia social y medioambiental no son incompatibles.

En los años 90 las crisis económicas y el desplome bursátil puso en evidencia el debate sobre la creación de valor en el mundo de los negocios. Este escenario llevó a que en el Foro Económico Mundial de Davos, en 1999, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas planteara un Pacto Mundial entre ese organismo internacional y el universo empresarial. Este acuerdo promueve el apoyo y la práctica en áreas concretas, como Derechos Humanos, normas laborales, medio ambiente y lucha contra la corrupción.
De este modo, el nuevo siglo comenzaba con un desafío que cambiaría la mirada del rol empresarial y su aporte a cuestiones que comprometen la sustentabilidad, no sólo de los negocios, sino de la integración medioambiental y la sociedad en su conjunto.
Fue entonces que la Responsabilidad Social Empresaria (RSE) comenzó a tomar forma y a desplegarse rápidamente a nivel internacional.
En Argentina se ha desarrollado con mucho vigor durante la primera década del siglo XXI, especialmente en las grandes empresas.
Las pymes también encuentran en la RSE una posibilidad de consolidar su reputación en la comunidad, de colaborar en el mejoramiento de la calidad de vida en su ámbito de incidencia y de agregar valor a sus productos.
En la concreción de esos objetivos, las pequeñas y medianas empresas logran consolidar el crecimiento y desarrollo que se observa, particularmente, en el sector turístico.
Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de RSE? La Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes) nos ofrece una sintética definición de este concepto, que va permeando a todos los sectores sociales: público, privado y de las organizaciones no gubernamentales.
Las organizaciones ejercen su responsabilidad social cuando prestan atención a las expectativas que sobre su comportamiento tienen los diferentes grupos de interés (... empleados, socios, clientes, comunidades locales, medioambiente, accionistas, proveedores), con el propósito último de contribuir a un desarrollo, social y ambientalmente sostenible, y económicamente viable.
En el sector turístico la RSE cobra particular importancia, dado que es evidente la interacción directa de la actividad turística con las personas, el medioambiente y el patrimonio cultural. Por ello, el turismo resulta una pieza clave con alta incidencia en los valores que sustenta la RSE.
Los diversos actores que componen la industria se encuentran en un lugar clave para impulsar la sustentabilidad económica, medioambiental y social, que es el objetivo último de la RSE.
En el presente, hablar de turismo sin incorporar el adjetivo "sustentable" resulta algo impensable.
La sustentabilidad, en sus tres aspectos (económico, medioambiental y social) agrega valor a los productos. La demanda turística aprecia este enfoque en la oferta de servicios.
Del mismo modo, el Ministerio de Turismo de la Nación impulsa, como política de Estado, la perspectiva sustentable para el sector, y las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) continúan sembrando conciencia al respecto.
Por lo tanto, se observa que los sectores público, privado y no gubernamental se complementan en la búsqueda de un compromiso cada vez más efectivo con la sustentabilidad a través de la RSE.
Pensar hoy los buenos negocios en el turismo implica incorporar la RSE, y con ello las perspectivas de la sustentabilidad, las buenas prácticas, la gestión de la calidad, la conservación de la naturaleza, el patrimonio cultural y la solidaridad social.

FUENTE: rse-hacia-una-nueva-manera-de-entender-el-buen-negocio

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