Especial Panrotas. “El turismo en Brasil ahora está entre las prioridades, en el centro de la agenda económica y también social.” Las palabras del ministro de Turismo, Marcelo Álvaro Antônio, son acompañadas por una promesa de abaratamiento de costos de la industria de viajes en el país. Desburocratizar, reducir impuestos y atraer a la iniciativa privada están en el corazón de esa estrategia. En entrevista exclusiva, el titular de la cartera habló de los primeros meses de trabajo y del potencial de la industria de cruceros en Brasil.
BRASIL. El Ministerio de Turismo apuesta a los cruceros
En diálogo exclusivo, el ministro de Turismo de Brasil, Marcelo Álvaro Antônio, ponderó el potencial de la industria de los cruceros vacacionales y comunicó cuáles son las medidas tomadas y cuáles se tomarán para impulsar el segmento.
-Recientemente, representantes de los ministerios de Turismo del Mercosur se reunieron para discutir acciones conjuntas de fomento al turismo en Sudamérica. ¿De qué manera la unión entre países vecinos puede ser beneficiosa para la industria de viajes en Brasil?
-El encuentro fue extremadamente provechoso. Firmamos el compromiso de tener una estrategia de divulgación de atractivos con oferta de circuitos integrados y acuerdos entre sectores público y privado. Eso beneficia a toda la cadena de turismo en Brasil y el mundo. También se consideraron acciones para que el tráfico de viajeros sea más eficiente y seguro a partir de políticas fronterizas coordinadas, además de la planificación de una red aérea y fluvial que, de hecho, potencie el aprovechamiento de los destinos turísticos. Vamos a trabajar en la integración con Sudamérica para facilitar la llegada de barcos al país.
El país vive un momento nuevo. El turismo en Brasil ahora está entre las prioridades, en el centro de la agenda económica y también social. Y queremos integración en la conectividad aérea, marítima y fluvial. La meta es trabajar esa cooperación de forma inteligente, para que la gente consiga, sobre todo, traer más viajeros de larga distancia para que realicen más rutas integradas.
A principios de mayo estuve con el ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, y los cruceros marítimos y fluviales también entraron en el temario, con la idea de que ganen un gran impulso a partir de compartir los visados de turistas que viajen a Brasil o Argentina. Discutimos una nueva forma para que ambos países validen mutuamente las visas para turistas internacionales embarcados. Así, tanto la costa brasileña como la argentina, y también nuestros ríos en común, podrán recibir más viajeros sin enfrentar una burocracia inmensa, generando ingresos y empleo en ambos países.
-¿De qué manera cree el Ministerio que la industria de cruceros puede ayudar al turismo brasileño y, por consecuencia, a la economía nacional?
-El Ministerio de Turismo tiene total conciencia de la importancia del sector de cruceros para el desarrollo del sector turístico en Brasil, tanto que tiene a CLIA Brasil entre sus grandes socios. Un país que es considerado número uno en atractivos naturales según el Foro Económico Mundial y que tiene semejante costa, no puede alejarse de este debate. Nuestro objetivo es estimular el sector y aprovechar al máximo todo su potencial en pos del desarrollo del país, con un ambiente atractivo y competitivo para nuevas rutas, nuevas embarcaciones y nuevas inversiones. Esto genera más empleo e ingresos.
-Si bien la creación de nuevos destinos para cruceros permitirá diversificar la oferta, la burocracia para designar nuevos puertos e itinerarios impide que el proceso sea más orgánico y natural. ¿Cómo pretende el gobierno lidiar con esta situación?
-Estamos fuertemente empeñados en acciones de fomento al sector de cruceros y en consonancia con sus problemas. El objetivo es reducir el costo operacional para atraer más barcos, aumentar la oferta en el país con nuevos destinos turísticos y mejorar significativamente la infraestructura.
Vamos a atacar los obstáculos para que ese sector, que se expande en todo el mundo, pueda crecer también en Brasil. No tiene sentido, con el litoral que tenemos, recibir solo siete barcos en una temporada corta y responder por menos del 0,24% de los cruceristas del mundo. Entre las acciones estratégicas en discusión están el regreso de la alícuota cero sobre el alquiler de embarcaciones, la eliminación de los impuestos sobre el combustible de cruceros y la regulación económica de la práctica en Brasil, teniendo en cuenta que cobramos hasta cuatro veces más que los principales puertos del mundo.
Nuestra meta es abaratar el turismo en Brasil, ya sea para que los brasileños conozcan el país, o para que los extranjeros descubran nuestras bellezas y riquezas.
-¿Hay en el plan del gobierno acciones e inversiones que impulsen la operación de cruceros en Brasil?
-El decreto presidencial que aumentó de 90 a 180 días la validez de la visa de los profesionales que trabajan en embarcaciones en viajes de larga distancia fue una gran conquista para el sector. La medida aleja el riesgo de que Brasil tenga una temporada reducida de 120 a 90 días. Por las estimaciones de CLIA Brasil, en base a la última temporada, si la estadía de los navíos en la costa brasileña se acortara, la economía nacional perdería 7.000 empleos y R$ 450 millones.