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Propuestas gourmet con identidad propia

Para degustar los pescados, mariscos y mejor carne del orbe, el turista gourmet necesitará más de una visita a nuestro país para poder abarcar toda la inmensidad gastronómica. En este informe, un recorrido por El Calafate y Río Gallegos.

Cuando hablamos de gastronomía regional de un país existe, si se quiere, la construcción de un paradigma: aquel que taxativamente cree que la gastronomía regional remite a platos ancestrales. En muchos casos, propiedad de antepasados indígenas o aborígenes.
Así muchos llegan a tratar de encerrar en unos pocos platos pintorescos la enorme vastedad culinaria de una nación.
Al amparo de este paradigma crecen los estereotipos: México con sus tortillas, Brasil con su feijoada, Argentina con su asado.
Luego de decenas de años de construcción de este discurso, algunos podrán pensar si realmente existe o podría ser valiosa una necesidad de cambio. Después de todo, sólo hablamos de cocina.
¿Sólo hablamos de cocina? No es tan simple. Es justamente en este aspecto donde en los últimos años comienza a articularse un profundo cambio: la cocina de un lugar o región, recreada e interpretada por sus cocineros, y que esté fuertemente anclada en productos y materias primas regionales pone en valor los destinos turísticos.
Al menos así lo hemos interpretado en la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (Fehgra).
En la Patagonia, bien al sur, dos ciudades ofrecen propuestas gourmet con identidad propia, dignas de ser saboreadas por los viajeros más exigentes.

EL CALAFATE.
Esta ciudad es afamada internacionalmente por su máxima atracción: el Parque Nacional Los Glaciares, donde se destaca el imponente glaciar Perito Moreno, en Santa Cruz.
Dada la gran cantidad de visitantes que ha sabido cosechar en estos últimos años, esta localidad se ha convertido en un lugar fuertemente cosmopolita. Por lo tanto, sus expresiones culinarias se nutren de variadas influencias.
De esta manera, el turista gourmet podrá encontrar productos tales como trucha, salmón, merluza negra, cordero, liebre, perdiz y hasta choique (ñandú pequeño), en variados platos, tanto de alta cocina como tradicionales.
Debemos sumarle a esta gran variedad de productos un alto desarrollo de la pastelería, que propone desde una infinita variedad de panes artesanales hasta sofisticadas tortas, con el aporte de frutos patagónicos y la estrella de estas tierras: el fruto del calafate, de color violáceo y sabor agridulce.

RIO GALLEGOS.
Está situada a unos 300 km. de El Calafate, conectada por una excelente autovía. El viajero no puede dejar de visitar esta localidad, en la que uno de sus productos gourmet emblemáticos es el róbalo, pez de excelente y delicado sabor natural del Atlántico, que puede encontrarse cerca de la desembocadura de los ríos.
En la zona se podrán encontrar casas de antiguos pobladores, algunas de ellas convertidas en restaurantes tradicionales y de alta cocina.
Asimismo, todos los años se festeja el "Festival del Róbalo", en el cual los restaurantes de la ciudad recrean una infinidad de platos basados en este noble pescado.
Por ser la capital de Santa Cruz, posee numerosas propuestas gastronómicas, que incluyen también exquisitos mariscos, como vieyras, langostinos, mejillones, berberechos y su ya tradicional pulpo de Puerto San Julián.
Merecen una mención especial sus cazuelas de pescados (llamadas "calderetas") y de mariscos, que por su abundancia y sabor compiten a nivel mundial.

 

FUENTE: propuestas-gourmet-con-identidad-propia

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