La certificación de competencias laborales provocó en los últimos años un cambio relevante en la capacitación y el manejo de los recursos humanos dentro de las empresas. El motivo es que la evaluación y el reconocimiento de habilidades rescatan tanto la experiencia del individuo como la competencia profesional o técnica. Este cambio en la capacitación cristaliza un nuevo enfoque sobre las capacidades específicas y sobre la excelencia en la ejecución de las mismas.
La certificación de competencias laborales
La certificación de competencias laborales trae aparejado un cambio en la capacitación del personal y en la metodología de trabajo del departamento de Recursos Humanos dentro de una empresa. Evaluar las competencias laborales implica tomar en cuenta tanto la experiencia del individuo como su capacidad profesional y técnica.
Asimismo, este nuevo paradigma ha provocado que se le diera más énfasis a la creatividad y a la colaboración de los individuos dentro de una organización. Por lo tanto el conocimiento, la experiencia y la técnica están más sistematizados, administrados y focalizados hacia una ocupación o familia de ocupaciones. A la vez que deben ser complementados en algunos casos con la educación formal y, dentro de las empresas, con un plan de carrera.
Con este cambio no solo la capacitación sufre modificaciones en su enfoque sino que también lo hacen algunas funciones del departamento de Recursos Humanos, como la evaluación de desempeño, reclutamiento, selección de personal, plan de carrera, análisis y evaluación de puestos.
Asimismo, cabe remarcar que la competencia laboral es la capacidad productiva de una persona evaluada en términos de desempeño y ubicada en un contexto laboral determinado; es una combinación de habilidades, conocimientos, destrezas y actitudes necesarias para la realización de un trabajo. Estas competencias pueden ser evaluadas y por lo tanto certificadas.
Además, se pueden clasificar en tres tipos:
• Básicas: son las de tipo general –como escribir, sumar y leer–, necesarias para realizar funciones productivas.
• Genéricas: se trata de funciones comunes a diversas áreas, como la atención al cliente o ventas, por citar dos ejemplos.
• Específicas: capacidad para ejecutar funciones especiales.
La competencia es un proceso de toda la vida porque es desarrollada a través de programas educativos, experiencias, ejecución cotidiana y capacitación, entre otros procesos.
Las normas técnicas de competencia laboral, desarrolladas para cada función productiva, se encargan de evaluar tanto las características del ejecutor como sus habilidades y conocimientos para trabajar en un área de trabajo específico. Una persona es competente cuando logra demostrar con evidencias que dichos atributos se realizan con efectividad y calidad en el ámbito laboral al que pertenece.
A mayor cantidad de mano de obra disponible, profesional o no, mayor debe ser el estándar de desempeño, calidad y capacidad. La certificación se fundamenta en ello: las habilidades, los conocimientos y las actitudes se demuestran, se califican en base a un examen, pero también se deben evidenciar. Esto garantiza que la experiencia y el conocimiento se conjuguen para dar los resultados necesarios u óptimos.
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