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Carnavales, la fiesta continental

Como pocas costumbres, la celebración del Carnaval unifica la identidad en toda Latinoamérica. Pero más allá de celebración cultural, se trata de un notable fenómeno económico que aporte millones y millones a las economías locales y regionales.

Cuando llega febrero, días más o días menos, todo el continente se viste de fiesta. Y abundan los colores, los trajes brillantes, los disfraces e infinidad de sonidos de ritmos aparecen en el aire. Sin duda alguna el carnaval es una de las festividades más relacionadas con nuestra identidad cultural.

Claro que lejos de uniformar, estallan los matices, las costumbres distintas en toda Latinoamérica.

Algunos historiadores remontan los orígenes del festival a civilizaciones tan antiguas como la de los egipcios o los sumerios. Otros ponen el punto de partida en las fiestas bacanales que se organizaban en honor al Dios Baco, durante el Imperio Romano. Lo cierto es que en muchos otros sitios se ha desarrollado un sincretismo que lo relaciona también con la cultura local.

Pero más allá de lo socio-cultural hay otra faceta del carnaval y es su trascendencia económica. Las celebraciones en sí mueven millones de dólares no sólo en despliegue y en organización, sino también como atractivo turístico y provocador de viajes. Les proponemos un recorrido por algunos de los carnavales más típicos y trascendentes de la región.

 

Carnaval en Uruguay.

En el país rioplatense, el Carnaval tiene una estampa claramente popular. Es decir, todavía sigue siendo una festividad dominada por las murgas, las agrupaciones que preparan anualmente sus presentaciones e improvisan canciones satíricas (casi siempre críticas de la realidad). También se conserva como costumbre la denominada “Llamada”, en la que cada barrio de Montevideo tiene como una celebración individual y, además, existe un circuito de “tablados”, una suerte de escenarios donde actúan las murgas. Culturalmente hablando, el carnaval uruguayo tiene una importante raíz en la cultura africana, devenida de los esclavos negros traídos por la colonización española durante la colonia, aunque las primeras reseñas de carnaval datan de 1870.

No hay muchos datos actualizados del impacto económico del carnaval uruguayo, sobre todo porque como sucede en diversos países de la región, la celebración de la fiesta implica días feriados o no laborables, período en el cual muchas personas aprovechan para viajar. De modo que los cálculos de impacto del carnaval en sí, se diluyen muchas veces en los cálculos de beneficios económicos de la actividad turística en general.

 

Carnavales en Brasil.

En Brasil es quizás donde el carnaval gane el mayor esplendor de toda la región. De hecho, en Río de Janeiro hay hasta un espacio específico, el Sambódromo, donde desfilan las comparsas. Por otra parte, el despliegue escénico es monumental y deslumbrante. Cada comparsa compite anualmente por el primer premio y toda la ornamentación y los disfraces giran entorno a un tema específico. En 2017, por ejemplo, la comparsa ganadora fue Portela que obtuvo su vigésimo segundo título y puso fin a una pausa de 33 años sin ganar. El carnaval de Rio es realmente masivo, no sólo por la cantidad de personas que completan el Sambódromo cada noche, sino por los cientos que desfilan en la casi docena de “escolas do samba” que desfilan y en los cientos más que trabajan año a año en la construcción de carrozas, en la composición de los cuadros musicales, y en la confección de los trajes.

En el Nordeste, en Bahía, hay un carnaval tan masivo como el de Río, pero más sencillo. Los “tríos eléctricos”, grupos musicales, se suben a camiones y buses especialmente acondicionados y recorren la ciudad tocando y una multitud los sigue. Cabe señalar que los músicos no son, solamente, intérpretes amateurs, en muchos casos grandes artistas de Brasil participan de la fiesta.

En todo caso, en una u otra versión, el Carnaval es un evento de primera magnitud para Brasil y todo un aportante económico. La Confederación Nacional de Comercio de Bienes, Servicios y Turismo reveló que se espera este año que el carnaval, en todo el país, genere un movimiento directo e indirecto de US$ 1.900 millones. De hecho, entre Río y San Pablo se distribuirá el 62% de ese despliegue económico. Pero incluso se calcula que uno 19 mil trabajadores serán contratados como empleados temporales mientras dure el carnaval. El sector gastronómico será el máximo responsable por esas contrataciones.

 

Carnaval en Bolivia.

El carnaval en Bolivia tiene un sesgo singular, especialmente porque se mezcla con viejas festividades prehispánicas como la Fiesta de Ito. Los desfiles de las comparsas y murgas son de gran colorido, de trajes típicos y de un folklore propio. De hecho el carnaval en Bolivia tiene su propio “baile” y es la Diablada, que se relaciona con la tradición popular de que durante los días de carnaval el Diablo se enseñorea y hace travesuras. También se producen los topamientos de “compadres y comadres”, muy típico en diversas comunidades. Tal es el despliegue que la Unesco destacó al Carnaval de Oruro como “Patrimonio de la Humanidad”.

Las cifras más recientes hablan de que sólo en Oruro, el carnaval del año pasado generó un movimiento económico de más de casi US$ 15 millones y un flujo de 500 mil viajeros, entre visitantes nacionales y extranjeros.

 

Carnaval en Colombia.

Como en otros países de la región, el carnaval en Colombia también tiene diversos escenarios, pero puede afirmarse que en Barranquilla es donde adquiere su mayor destaque. Todo comienza con la “Batalla de las Flores”: un desfile de carrozas. Luego continúa en los días posteriores con la Gran Parada de la Tradición, el Festival de las orquestas y la selección de los distintos reyes y reinas del Carnaval. Concluye con la “muerte de Josecito” y la recitación de letanías. Tal es el despliegue de la fiesta que también fue distinguida como Patimonio de la Humanidad por la Unesco.

La Cámara de Comercio de Barranquilla reveló que el año pasado, el carnaval generó un movimiento económico de casi US$ 21 millones, o lo que es igual, un aporte del 0,2% al PBI departamental. Además, generó un total de 12 mil empleos temporales. Datos de Cotelco (Asociación Hotelera de Colombia) confirman que Barranquilla cuenta con un total de 6.331 cuartos o, lo que es igual, 12.662 camas, y que durante los cuatro días que dura el Carnaval en sí, se alcanza una ocupación hotelera promedio del 96%.

 

Carnaval en México.  

La singularidad de cada región de México se ve reflejada en la celebración del carnaval. Son típicos los de Autlán de Navarro, el Cozumel, el de Ensenada, el de Campeche, el de Chimalhuacán, el de Puebla, el de Mazatlán, el de Michoacán, el de Ciudad del Carmen, el de Mérida o el de Veracruz, por citar algunos. Uno de los más antiguos es el de Tlaxcala, que recoge la tradición originaria de los pueblos prehispánicos que adaptaron sus danzas a la celebración traída por la colonización española. De hecho, para la población es una llave para reconectarse son su pasado prehispánico entronizado en danzas, trajes típicos y los desfiles de elaborados carros alegóricos. Este año, se espera la participación de casi 14 mil visitantes.

Un detalle del Guinness

El famoso libro que certifica records en todo el mundo, ha certificado que el carnaval “más grande del mundo” es el de Río. Del mismo modo, la mayor “agrupación carnavalesca” (murga, comparsa, banda o escola) es la de “Galo da Madrugada” de la ciudad de Recife, Brasil.

FUENTE: carnavales-la-fiesta-continental

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