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Actualidad Horeca

Alta tensión

La negociación por la paritarias 2010 entre el gremio y los empresarios hotelero-gastronómicos subió de tono. "La reunión terminó en malos términos", manifestó el vocero de la Fehgra tras una extensa reunión en el Ministerio de Trabajo en la que no se llegó a ningún acuerdo, y luego de que en la sede social de la entidad se produjeran destrozos y amenazas.

"Desde el inicio de las conversaciones buscamos una fórmula que contemple las necesidades de los trabajadores y las reales posibilidades de los empresarios, que permita mantener sustentable las empresas generadoras de cada uno de los puestos de trabajo. Hemos dicho reiteradamente que ratificamos las negociaciones paritarias en el ámbito del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación como método exclusivo y excluyente para la fijación de los salarios y remuneraciones de los trabajadores de la actividad", dijo Mario Zavaleta, vicepresidente 1° de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (Fehgra), a mediados del mes pasado, cuando el Ministerio de Trabajo había dispuesto un cuarto intermedio, prorrogando hasta el 17 de junio la fecha de conciliación obligatoria entre los empresarios y el sindicato del sector.
Sin embargo, al cierre de esta edición -vencido ese plazo y estipulada una nueva reunión-, la situación se tornó mucho más áspera: no se logró llegar a un acuerdo y se produjeron destrozos y pintadas en la sede social de la Fehgra.
El vicepresidente de la entidad vinculó lo sucedido con las negociaciones: "Anoche la reunión terminó en malos términos, con agresiones e insultos por parte de la gente del sindicato". Y añadió: "Ellos no son flexibles y nosotros ya hicimos muchas concesiones".
"Desde el empresariado proponemos una suba del 30% aplicable progresivamente durante un año. Por el lado del sindicato pretenden que esté implementado antes de fines de 2010", explicó Francisco Costa, presidente del departamento de Política Laboral y Social de la Fehgra. A lo que agregó: "Lamentablemente, no podemos cumplir con ese plazo porque estaríamos poniendo en riesgo la continuidad de las empresas".
Si bien la última oferta habría sido superadora, también existen diferencias respecto al porcentaje, ya que el gremio exige el 35%.
La nueva audiencia tendría lugar el jueves 1º de julio, sin que se haya fijado una nueva conciliación obligatoria.


Consultados por este medio, referentes del empresariado argentino opinaron sobre el impacto que consideran que tendrá el aumento en la escala salarial:

Mario Zavaleta, vicepresidente 1º de la Fehgra y propietario del Zavaleta Hotel, ciudad de Santa Fe.
El impacto que producirá el incremento en los salarios será diferente según cada zona. En algunas será menor y en otras mayor.
Hoy el costo laboral es un componente de gran relevancia dentro de las empresas; en algunos casos es superior al 40%, lo que se convierte en una situación peligrosa, ya que debería estar apenas por encima del 30% como máximo.
Si no aumenta la ocupación hotelera puede haber reducciones de personal y aumentos de tarifas. Y, según las regiones, pueden estar en peligro también los establecimientos, porque la ecuación no cierra.


Luis Horacio Pastene, secretario de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica Afines y de Servicios Turísticos de Villa Carlos Paz (Ashoga) y propietario del restaurante Ambrogio, Villa Carlos Paz (Córdoba).
Más allá del incremento que se produzca en los sueldos, las empresas ya vienen alicaídas por la baja rentabilidad y la presión impositiva. Hay que tener en cuenta que muchas de nuestras empresas son familiares, son pymes, sobre todo en el interior del país. Todas no son del mismo tamaño ni cuentan con la misma cantidad de huéspedes o comensales. Y tampoco tenemos movimiento todo el año, sino que trabajamos por temporadas, las que cada vez son más cortas. Hoy resulta muy difícil sostener un emprendimiento en un lugar turístico, cualquiera sea el enclave del país en el que esté emplazado.
Como empresario soy consciente de que hay un achatamiento de sueldos y de que no rinden. Pero también sé de la presión impositiva que estamos padeciendo. No nos olvidemos que un acuerdo salarial se ve agravado por las cargas sociales que implican, y eso es lo que más influye sobre el aumento de los sueldos. Si los incrementos se pudieran dar sin cargas impositivas, todo sería mucho más fácil. Así, por cada dos sueldos que pagamos, pagamos uno al Estado.
En cuanto a las diferenciaciones en la escala salarial, puedo decir que se está trabajando para que todo empleado que se capacite lo vea trasladado a una diferencia en el sueldo. Porque como empresario entiendo que la capacitación, tanto de la parte gerencial como de los empleados, es necesaria. El empleado brinda a nuestros establecimientos nivel y jerarquía, y capacitándose está más apto para cumplir con los requerimientos de los clientes y ofrecer un servicio con mayor eficiencia. Hoy esa diferenciación no está marcada. En mi empresa, por ejemplo, lo hago a nivel personal, al igual que muchos colegas, porque un empleado que trabaja con la camiseta puesta debe tener alguna recompensa o beneficio.


Hugo Fernández Zamponi, vicepresidente de la Cámara de Turismo de La Pampa (Catulpa), vocal de la Fehgra y propietario de la estancia Villaverde, Santa Rosa (La Pampa).
A pesar de la diferenciación de oferta que tenemos en el país, últimamente el turismo está algo acotado. La problemática radica en los costos, en los insumos. Porque las tarifas prácticamente no se han modificado y, en la medida en que se dé un aumento de una escala salarial, obviamente lo tendremos que hacer.
Siempre intentamos optimizar los recursos para sostener los costos, incluso se están sosteniendo los empleados, pero tenemos una demanda estacional, a la cual tratamos de paliar con la realización de eventos, pero la realidad es que no contamos con una agenda que nos permita sostener con comodidad a todo el personal. Estamos pasando por momentos duros, y siempre pendientes de obtener alguna ayuda que no llega.
Entiendo que tiene que haber un aumento en los sueldos, pero también que deben que ir acompañados de una dinámica política general.
Naturalmente, el impacto en la hotelería es diferente respecto de los establecimientos rurales, porque estos últimos se manejan con los dueños de casa, tanto por el tipo de oferta como por su estacionalidad, ya que no tenemos trabajo todos los días. Pero el impacto igual se siente.


Antonio Gómez, presidente del Gran Hotel Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Actualmente hay un achatamiento de los sueldos pero también de las tarifas, que están congeladas desde hace un año y medio. Inclusive algunos las hemos tenido que bajar por la crisis de 2009 y no se han podido recuperar.
Tienen razón los muchachos en pedir más sueldo, pero ¿podemos pagarlos?, ¿tenemos tarifas como para afrontarlos? Hay que encontrar la manera de cumplir y de que nos quede algo de rentabilidad. El año pasado fue pésimo; este está pintando un poquito mejor, pero vamos a ver qué ocurre en el futuro.
Los aumentos, lamentablemente, deberán caer sobre las tarifas, pero nosotros no queremos moverlas. Además, muchos ya hemos dado tarifas para todo el año. Esperemos que haya racionalidad.


Ernesto March, propietario de la cadena de hoteles patagónicos Rayentray.
La masa salarial aumentó de una forma bastante considerable en comparación con los precios del mercado. Sabemos positivamente que al empleado no le alcanza el dinero y tiene que ganar mejor, pero el costo laboral y todo lo que lo acompaña (cargas sociales y aportes) en el gremio hotelero-gastronómico son un tanto exagerados. Incluso son bastante elevados en comparación, por ejemplo, con la construcción o el comercio.


Eduardo Krasnow, director accionista del Urquiza Apart Hotel & Suites, Rosario (Santa Fe).
La modificación de la escala salarial va a impactar como todo. Es un deterioro para la actividad porque las tarifas no se pueden tocar mucho, y los insumos y los gastos van in crescendo. Además, la competencia en el país es tan ardua que debemos conservar tarifas que no son reales. Entonces, las tarifas se tocarán sólo si es posible.
Una nueva escala salarial es justa y necesaria para el trabajador, sin ninguna duda, pero las empresas lamentablemente no van a poder aumentar mucho.
Cada empresa y cada categoría tiene sus pro y sus contra. En nuestro caso, por ejemplo, disponemos de 84 aparts y la ocupación es intermitente. Pero como Rosario felizmente mejora en cuanto a cantidad de eventos, no nos podemos quejar.
Por otra parte, vale destacar que si el empleador observa que un individuo capacitado merece una gratificación extra, no mira solamente el escalafón sino que distribuye y homenajea la capacidad. El éxito de un empresario tiene que ver con respetar los convenios laborales, y con incentivar a quien se lo merece. Y esto no significa perjudicar a los demás, porque el resto está recibiendo lo que corresponde.


Alberto Ravalli, vicepresidente 2º de la Fehgra y propietario de los restaurantes La Jirafa Azul, Villa Gesell y Mar del Plata (Buenos Aires).
La actividad no puede afrontar un incremento salarial. Tendríamos que absorber gastos y ver de qué manera afrontar la situación porque el mercado no da para poder trasladar los costos. A lo mejor una parte sí, en función de cómo evolucione la economía, pero no todas las incidencias del aumento de mano de obra, materias primas y demás. Venimos soportando estos incrementos desde hace tiempo con una economía que no está sincerizada, ya que por un lado tenemos un índice de precios oficial y por otro los aumentos de la realidad. Y el mercado no respondería si trasladamos todos los costos.
La realidad es que no hay margen para absorber más costos. No sé si algunos establecimientos podrán subsistir. Hay lugares que son de una estacionalidad muy marcada y, por lo tanto, la dinámica es distinta. Esto sucede con La Jirafa Azul, al igual que con muchos otros locales.
Por otra parte, no creo que los establecimientos puedan mantener las plantillas de personal. En algunos casos va a haber reducción, sin dudas.


Cristián Delaporte, presidente de la filial Tucumán de la AHT y gerente del hotel Francia, San Miguel de Tucumán (Tucumán).
Tucumán tiene paritarias independientes a las del resto del país. Desde la década del '70 es así, tanto para la hotelería como para la gastronomía. No obstante, el incremento siempre es similar al que se da a nivel nacional.
Hay que buscar equidad; la escala salarial tiene que ser única. Sucede que en hoteles de igual categoría para el mismo cargo se contemplan diferentes valores y adicionales. Eso se convierte en una desventaja competitiva muy grande; quienes estén afiliados a una institución o a otra no tendrán los mismos beneficios salariales, y en ese sentido también se perjudica el empleado.
En Tucumán hay una realidad muy diferente a la de las otras provincias. No se puede comparar con Buenos Aires, Mendoza, Misiones o Tierra del Fuego.
Asimismo, no podemos estar ajenos a la necesidad de una recomposición salarial, pero hay que buscar un punto de equilibrio porque la disminución que hubo en la afluencia de turistas, como así también el retroceso en las tarifas y en el aumento de los costos, en este último año fueron significativos. Puede que últimamente haya un incremento de la ocupación, pero lo que se está haciendo es paliar la falta de margen de rentabilidad dentro de la tarifa.
Cualquier incremento salarial, sea el que sea, hay que trasladarlo a las tarifas. No hay otra posibilidad, no hay colchón, no hay una especulación ni importe dentro de la tarifa que se reserve a cuenta de futuros aumentos. Uno trata de mantenerlas lo más estable posibles y durante el mayor tiempo posible, porque todo lo que sea cambio tarifario atenta contra el desenvolvimiento de un hotel.
Por otra parte, no creo que haya reducción de personal; al menos en Tucumán no ocurre que se despida un colaborador de una empresa porque el sueldo haya aumentado un 10% más de lo previsto. Sí hay posibilidades de que suceda en el caso de que haya una retracción de ventas.


Mario Wisner, socio gerente del hotel Cristal y las cabañas Entre Cerros, Tandil (Buenos Aires).
La definición de una nueva escala salarial es un tema que nos tiene más que preocupados, incluso reconociendo la justeza del reclamo por parte del personal. Pero si tenemos en cuenta que la mayoría de las empresas del sector son pymes y que el 50% de sus costos está representado por la mano de obra, indefectiblemente el impacto será muy grande. Por los números que se están manejando, la única forma de alivianar el impacto es que se consiga negociar un escalonado que divida el aumento en tres partes iguales de aquí a enero, para que podamos manejar una previsibilidad de costos al menos para la segunda y tercera etapa. Si esto no se logra, generará como mínimo atraso en el pago de jornales, cargas sociales o impuestos, además de reticencia a la incorporación de nuevos empleados y, en algunos casos, la reducción de personal.
Cualquier incremento de costos a la larga se traslada a los precios. Nuestra actividad tiene la particularidad de venta a futuro (ya hay gente que tiene vendidas las vacaciones de invierno y algunos de los viajes estudiantiles de septiembre y octubre), con lo cuál es muy difícil pensar en un traslado inmediato. Además, en este momento el mercado tampoco lo permitiría, pero de aquí al verano seguramente se terminarán trasladando.
La actividad está pasando por un momento de transición, al igual que la economía del país. No se alcanzan a dilucidar signos claros de estabilidad económica y los niveles de inflación golpean fuerte, provocando un gran impacto negativo en la rentabilidad de los negocios.
Es un alivio para las empresas que esta situación se dé en un momento donde todavía hay un relativo movimiento de pasajeros (al menos en mi ciudad), ya que si esta situación se diera con la economía totalmente desinflada estaríamos hablando de un desastre.

FUENTE: alta-tension

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