Inicio
General

El broche de oro

Siendo casarse una de las decisiones más importantes que debemos tomar en nuestras vidas, la luna de miel es su consagración, por lo cual el establecimiento elegido debe comprender el significado y trascendencia de este momento. Al respecto el Riu Palace Peninsula de Cancún atiende las necesidades de los recién casados y se postula como la frutilla del postre para los enamorados.

Con el “Sí, acepto” en la retina, y habiendo dejado en tierra tanto las tensiones derramadas por la previa del casamiento, como las preocupaciones y nervios generados durante la fiesta, la luna de miel comenzaba su ascenso.

Habiendo sido beneficiados con un upgrade en el avión y siendo recibidos con una copa de champán y chocolates para festejar la sagrada unión, las primeras horas de casados nos anticipaban una celebración romántica de ensueño.

Para ello y más allá del paradisiaco contexto que el Caribe mexicano se encargó de dibujar, a la distancia el imponente y enorme arco central del Hotel Riu Palace Peninsula de Cancún nos conquistó. En tanto que su impronta y su presencia frente a una playa de arena blanca y aguas turquesas sellaron el hechizo.

Cuasi como amor a primera vista y sin saber que nos depararía esta excursión mielera, el radiante lobby del establecimiento todo incluido y el trago Caribbean Orange que nos dieron la bienvenida apenas cruzamos las puertas, nos adentraron en un mundo de lujo y servicio en su máxima expresión.

Sin demoras para registrarnos, sumado al cálido y personificado recibimiento de los empleados, nos inmiscuimos en la experiencia romántica más importante de nuestras vidas.

 

NOCHE DE BODAS.

“Vale la pena esperar, por lo que vale la pena tener”, dijo alguna vez el cantante Bob Marley, y tras un casamiento diurno y un vuelo nocturno, la ansiada noche de bodas se hizo desear, aunque se pagó con creces. Moderna, colorida, servicial y sofisticada, la amplia habitación del hotel resultó un gran aliado en la luna de miel.

La suite con jacuzzi, una enorme y reconfortarle cama King, el living integrado, el balcón con vista al mar Caribe y el completo mini bar, entre otras amenidades, oficializaron de anfitriones para nuestro deleite y menester.

Otra de las características distintivas del Hotel Riu Palace Peninsula es su servicio a la habitación las 24 horas. Prueba de su calidad y eficiencia, fueron los nachos con queso y el sándwich de pollo con papas fritas que pedimos la madrugada que llegamos exhaustos de bailar en Coco Bongo Cancún.

Lámparas de piso, cuadros, un efectivo sistema de cortinas que brinda la oscuridad necesaria para descansar a cualquier hora, radio, teléfono inalámbrico con llamadas locales gratuitas, televisor LCD, caja de seguridad, batas de baño, set de artículos de tocador y secador de pelo, completaron las facilidades para una estadía plena de confort y elegancia.

 

AL AGUA PATO.

Tentados por descubrir las playas de arenas blancas y las cálidas aguas turquesa del mar Caribe, las cuatro piscinas del hotel fueron dignos rivales de la seductora propuesta natural.

Saltando de una alternativa a otra a lo largo de todo el día, siempre con una cerveza, un baileys o una piña colada en la mano, el bar acuático "Trinidad" era el punto de encuentro con los demás turistas sin importar raza, religión o nacionalidad.

Cuando el sol marcaba las 12, las parrillas hacían su trabajo y el aroma de las salchichas asadas, los huevos revueltos y las hamburguesas caseras abrían el apetito a la vera del Caribe.

El elegante Cabanga lobby bar y la pastelería y heladería Capuchino eran los espacios elegidos para hacer la digestión. Un té de hierbas acompañado de algunas cookies, malvaviscos bañados en crema o una copa de licor de café Kahlua, ilustraban las tardes antes de volver a zambullirnos en la pileta de estilo “infinity”, jugar al vóley en el agua o disfrutar del sol y un “Cuba Libre” en las reposeras dentro de la pileta.

Por tanto, el Sports Bar del Hotel Riu Palace Peninsula era una pausa obligada después del atardecer en las playas de Cancún. Unas carreras en los juegos de Nascar, alguna partida de pool y varios “partiditos” al metegol eran las postales de este ambiente decorado con camisetas, cuadros y banderas de equipos de fútbol, béisbol y básquet. Sin importar el resultado en las pantallas, en el Sports Bar todos terminábamos festejando con una cerveza bien helada.

 

DELEITANDO LOS PALADARES.

El Hotel Riu Palace Peninsula presenta una amplia gama gastronómica en sus diversos restaurantes con diferentes propuestas cada uno, pero todas englobando una cocina creativa y de calidad. Ya sea en los establecimientos buffet como en los restaurantes temáticos, el hotel cautiva el paladar con platos frescos e innovadores.

Siendo el desayuno la comida más importante para el organismo, el variado menú nos metía en un encrucijada tanto de sabores dulces y salados, como de hábitos. Tostadas, donas rellenas, churros, fiambres, frutas, tocino, huevos, jugos tropicales y hasta champán, desfilaron durante los desayunos en los amplios comedores.

En tanto los almuerzos en el restaurante Las Olas e Islas Mujeres nos sorprendieron por la calidad de sus platos fríos y calientes y por la dedicación en su cocina en vivo. Allí, las rabas y las carnes eran las comidas más buscadas.

Previa reservación, en los restaurantes Kakubi, Venecia y Tamales viajamos desde los sabores, la ambientación y la atención a los sitios más recónditos de la cocina japonesa, italiana y mexicana, respectivamente. A su vez, el hotel nos agasajó con una cena romántica en el sofisticado restaurante Kulinarium, donde suculentos platos de tradición, texturas y sabores internacionales dominaron la mesa.

En esta sintonía y para celebrar nuestra última noche mielera, el establecimiento fusión Kristal fue el encargado de deleitarnos con una cena que cautivó todos nuestros sentidos. El restaurante gourmet nos sorprendió con una cocina vanguardista y platos que nos llevaron a un terreno de sabores inexplorados y exquisitas sensaciones.

Cabe remarcar que la gastronomía se ha convertido en un pilar básico de la cadena hotelera y por este motivo ofrece una gran calidad y variedad de productos y platos, además de una amplia selección de vinos.

 

BONUS TRACK.

En tanto y gracias al servicio todo incluido en el hotel, el aburrimiento no se conoce en el complejo, que dispone de una larga lista de actividades diseñadas para mimar al huésped.

Con entretenimiento para todas las edades, los más pequeños cuentan con el destacado programa de animación RiuLand y RiuArt, mientras los espectáculos y recitales diurnos y nocturnos animaron “los tiempos libres” para refugiarnos del sol o estirar las noches. Por su parte la práctica de los deportes acuáticos como el kayak, el catamarán, el buceo en la piscina y el esnórquel, entre otros, completaron la estadía.

Asimismo y si bien la terraza solario fue el escenario indicado para congeniar con la tranquilidad caribeña, el centro de spa se convirtió en el espacio preferido de la recién casada para entregarse al relax: diferentes tratamientos, masajes y baños de vapor hicieron el trabajo.

 

 

FUENTE: el-broche-de-oro

Temas relacionados

Dejá tu comentario