La Organización de las Naciones Unidas (ONU) acaba de publicar el informe “Situación y perspectivas de la economía mundial 2022” con severas advertencias sobre la desigual y frágil reactivación de las regiones, y sus consecuencias para Latinoamérica y Caribe, así como para naciones especialmente dependientes del turismo.
ONU: el desafiante escenario macroeconómico para el turismo
El crecimiento económico pierde impulso
El estudio elaborado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de ONU (UN Desa) reconoce que, tras una contracción del 3,4% en 2020, el mundo vivió una expansión del 5,5% en 2021, la tasa de crecimiento más alta en más de cuatro décadas. Al mismo tiempo, prevé que la economía mundial pegue otro salto del 4% en 2022 y del 3,5% en 2023.
Entonces, ¿qué hay de alarmante en las previsiones de ONU para 2022? Por un lado, que los promedios esconden notables diferencias regionales. Por el otro, preocupan los signos de desaceleración del crecimiento del último tramo de 2021.
Ambas señales de alerta son para tener en cuenta para Latinoamérica en general y, en particular, para las naciones dependientes del turismo.
Los riesgos de un crecimiento desigual
“Las desigualdades se están intensificando, preparando el escenario para una recuperación incierta e injusta”, resumió António Guterres, secretario general de ONU.
Para el organismo, la implementación de planes ambiciosos de vacunación y los paquetes de estímulo y apoyo económico audaces allanaron el camino hacia la recuperación económica de muchos países.
Sin embargo, más de una cuarta parte de los Estados en desarrollo aún no han alcanzado los niveles de producción anteriores a la pandemia, obstaculizado por un acceso gravemente limitado a las vacunas y a recursos financieros.
Según las previsiones actuales, la mitad de las economías del mundo superarán los niveles de producción anteriores a la pandemia en al menos un 7% en 2023. En Asia Oriental y Asia Meridional, el PIB promedio se prevé que en 2023 ya sea un 18,4% superior al de 2019. Números que contrastan con el modestísimo 3,4% pronosticado para América Latina y el Caribe. “Estas persistentes brechas del producto exacerban la pobreza y la desigualdad, y socavan el desarrollo sostenible”, advirtió ONU, que también apuntó que “la recuperación ha sido especialmente lenta en las economías dependientes del turismo, en particular en los pequeños Estados insulares en desarrollo”.
Preocupación por signos de desaceleración económica
Para ONU, el final de la pandemia aún no está a la vista. “El costo humano, económico y social de la pandemia ha sido devastador. El aumento de la pobreza, la pérdida de empleos, las redes de seguridad destrozadas, los sistemas de salud al borde del abismo y los impactos de un clima cambiante han colocado los Objetivos de Desarrollo Sostenible más lejos de su alcance”, señaló António Guterres, quien dijo que en ese contexto el riesgo de que surjan y se propaguen nuevas variantes de Covid-19 amenaza con descarrilar cualquier perspectiva de recuperación. “La tan esperada recuperación de las industrias de servicios, desde la hospitalidad hasta los viajes internacionales y conferencias, también podría posponerse aún más. Esfuerzos para impulsar la reapertura y atraer turistas en países dependientes del turismo, particularmente los pequeños Estados insulares en desarrollo, podría revertirse fácilmente”, alertaron desde ONU.
Al margen de la evolución de la pandemia, hay datos macroeconómicos que preocupan al organismo. Por caso, el rápido aumento de la inflación en muchas partes del mundo dará como resultado tasas de interés más altas, limitando el endeudamiento y restringiendo el espacio fiscal “en el momento en que los países deberían estar invirtiendo en puestos de trabajo, educación, salud y economía verde”.
Esa perspectiva es más acuciante aun para los países en desarrollo, que ya se están ahogando en deudas, “esta es una receta para los impagos y la prolongación de la angustia económica”.
Asimismo, a medida que los estímulo fiscales y monetarios se van disipando el comercio de bienes, cuya recuperación superó el nivel previo a la pandemia, se fue desacelerando a fines de 2021.
¿Qué pasa con la recuperación económica en Latinoamérica?
Según el estudio, la recuperación de América Latina y el Caribe pierde fuerza en medio de vientos de cola externos que se desvanecen y políticas macroeconómicas más estrictas.
Después de contraerse en un récord del 7,4% en 2020, el PIB de la región creció aproximadamente un 6,5% en 2021. “Pero la pandemia amenaza con dejar cicatrices duraderas en las economías latinoamericanas, incluido un mayor desempleo y pobreza, mayor desigualdad y mayores cargas de deuda”, matizó ONU.
De acuerdo al organismo, se prevé que el crecimiento del PIB regional se desacelerará bruscamente al 2,2% en 2022, en un contexto donde se espera que la demanda de China y Estados Unidos se retraiga y, al mismo tiempo, políticas monetarias y fiscales más estrictas
impactarían sobre la demanda interna. “La perspectiva regional sigue sujeta a importantes riesgos a la baja, incluida la propagación de nuevas variantes de Covid-19, un fuerte endurecimiento de las condiciones financieras mundiales y una creciente inestabilidad social y política”, sugirió informe.
ONU pide mayor coordinación entre los países
El estudio sugiere que es vital en este período de frágil y desigual recuperación mundial que los Estados adopten medidas políticas y financieras mejor dirigidas y coordinadas a nivel nacional e internacional.
“Las autoridades fiscales y monetarias nacionales deben secuenciar, calibrar y coordinar sus políticas para evitar interrupciones repentinas de la recuperación. El mundo necesita unirse para reformar el sistema financiero mundial”, sentenció el secretario general de ONU, quien dijo que sólo de esa manera se logrará inyectar más equidad en el sistema fiscal mundial y fomentar más inversiones privadas en los países en desarrollo. “También debemos revisar la arquitectura de la deuda internacional, para que los países en desarrollo puedan acceder al financiamiento y alivio de la deuda que necesitan para estimular la recuperación a corto plazo e invertir en recursos resilientes y sostenibles a largo plazo”, añadió Guterres.
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